Periódico zonal del Barrio de Liniers para la Comuna 9
May 5, 2024 8:54 am
Cosas de Barrio

La murga que suena en los pasajes

“Los Pizpiretas de Liniers” se preparan para un carnaval opacado por el ajuste y la escasez de corsos, que se pondrá en marcha este fin de semana.

“En estos dos primeros meses del año tenemos una convivencia plena, porque nos vemos casi todos los días y compartimos muchas cosas, los más grandes les enseñan a los recién llegados a coser, a hacer los bordados, las galeras… Somos familia”. La que habla, aprovechando una pausa del ensayo en la plaza Sarmiento, es Vanesa Costa, una de las fundadoras y directora general de la murga “Los Pizpiretas de Liniers”.

Las últimas luces de la tarde se filtran entre las ramas de los árboles y forman una filigrana sobre el césped. Algunos murgueros toman agua y otros charlan animadamente. El clima festivo flota en el aire. “Hoy somos entre 50 y 60 integrantes -cuenta Vanesa- que van desde las mascotitas de menos de un año hasta Omar, que debe andar por los 67. Porque mientras el cuerpo aguante, la murga no tiene un límite de edad. Hoy tenemos el orgullo de tener a nuestros hijos en la murga”.

Y como para refrendar aquello de “la familia murguera” basta con hacer foco en la propia historia de Vanesa, que desde hace ocho años está en pareja con José Manuel, bombista y arreglador musical de Los Pizpiretas. “Hace seis años que estoy en la murga, pero no me identifico como murguero, sino como Pizpireta de Liniers”, subraya él a puro sentido de pertenencia. Como percusionista, José Manuel se encarga de marcar los compases murgueros haciendo batir el parche del bombo, además de escribir y musicalizar varios de los temas pizpiretas que suenan en los corsos porteños. “En realidad la primera en sumarse a la murga fue mi hija Josefina. Yo apenas llevaba las botellitas con agua, hasta que un día Los Pizpiretas hicieron el resto y acá estoy”, simplifica.

Pero para evitar incongruencias, conviene empezar por el principio. “Surgimos el 30 de abril del 2001 como un taller extracurricular del Instituto Ntra. Sra. de las Nieves”, explica Vanesa, que además es exalumna del colegio, y luego aclara “porque el año anterior, Las Nieves había armado una murga escolar para sus fiestas patronales del 5 de agosto y les había encantado la experiencia. Entonces nos propusieron armar un taller vespertino en el predio que está enfrente del colegio, y así empezamos. Debutamos en los carnavales de 2002”.

La elección del nombre de la murga fue azarosa. “La palabra pizpireta apareció en una canción que escribió uno de los chicos y a todos nos pareció simpático, así que casi sin darnos cuenta nos quedó ese nombre”, rememora Vanesa, y cuenta que por entonces todos los integrantes eran alumnos de Las Nieves. “Recién hacia fines de ese 2001 se empezó a incorporar gente de afuera”.

José Manuel se cuelga el bombo y la noche flamante recupera el ritmo murguero. A su alrededor, son varios los que ensayan pasos endiablados. “Sigan, en un rato estoy”, dice Vanesa y retoma la charla con Cosas de Barrio.

– ¿Cómo es la relación con los vecinos linderos?

– Hay de todo. Están los que nos acompañan y participan de los ensayos y los que nos quieren ver lejos (risas). Nosotros tenemos la autorización para ensayar los sábados acá, pero lo hacemos sábado por medio, en el verano de 19 a 21, para evitar generarles molestias a los vecinos linderos. Y los otros sábados nos juntamos en la 18 de diciembre, de colectora de General Paz y Tuyutí, donde también estamos los jueves. Además, los lunes, la gente de escenario se reúne en una sala de ensayo. Si bien algunos vecinos de la Sarmiento son quejosos y pareciera que todo lo que sucede acá es culpa de la murga, tenemos un trasfondo que muy pocos ven, que es la comunión que generamos en gente de distintas edades y distintas realidades. Hay un sentido de unión y confraternidad muy marcado. Hace unos días estábamos abocados a reparar el estandarte y los paraguas y todos éramos uno solo.

Los Pizpiretas es una murga que no sólo trabaja para el carnaval, sino que demuestra un compromiso activo. “Nos vinculamos con otras instituciones locales, como la Junta de Estudios Históricos y la Casa de la Cultura de Liniers, para organizar en forma conjunta los festejos por los 150 años del barrio, que celebramos a lo largo de todo el 2023. Además, en varias ocasiones juntamos donaciones y durante la pandemia organizamos ollas populares. Y todo sin ninguna vinculación político-partidaria, ni un espacio físico puntual que nos albergue”, aclara Vanesa.

La directora de la murga remarca que la familia Pizpireta es de puertas abiertas. “Aquel vecino que quiera sumarse sólo tiene que contactarnos por redes o venirse sábado por medio a la Sarmiento y ensayar con nosotros”.

Aunque todavía no tienen confirmado el circuito completo de corsos que recorrerán estos carnavales (el sábado 3 de febrero comenzarán el periplo murguero en el de Colegiales) a diferencia de otros años Los Pizpiretas no fueron autorizados a realizar el corso de Liniers en la tradicional esquina de Cosquín y Tuyutí. “El Gobierno de la Ciudad no nos autorizó el habitual corte de las calles linderas a la plaza Sarmiento. Para muchos será una buena noticia, pero para nosotros es un golpe muy duro porque esto nos encanta y lo hacemos a pulmón. Disfrutamos recibiendo a cada murga y a los vecinos, y cuando termina la jornada nos quedamos a limpiar la plaza, las calles y las veredas”, subraya Vanesa.

– ¿Creés que a los funcionarios les molesta el carnaval porteño?

– Creo que se preocupan más por el corte de calle o por los ruidos que por lo que representa esta fiesta. Nos recortan presupuesto, no nos publicitan, cuando en realidad somos la fiesta popular gratuita más grande que tiene la ciudad de Buenos Aires. Una fiesta que se perdió con la dictadura pero que lentamente se fue recuperando. Sin embargo, hoy la gente tiene miedo de tomar la calle, en el buen sentido lo digo, de sentirse parte del espacio público. Hay tanta inseguridad que prefiere quedarse guardada en su casa, y te aseguro que es hermoso ver la plaza repleta de gente que se acerca con reposeras a pasar una noche divertida con amigos y vecinos.

– ¿Raro, no? Más aún cuando en Entre Ríos o en Corrientes el carnaval cuenta con todo el apoyo de los municipios…

– Es que el Gobierno porteño no le encontró el negocio a los corsos, como sí ocurrió, por ejemplo, en Gualeguaychú, y entonces, como no le genera rédito, lo ningunea. Claro que no queremos un corsódromo, pero sí tal vez auspiciantes que nos permitan potenciar esta fiesta. Entonces como no somos redituables, somos una molestia. Así lo entienden varios funcionarios que hoy manejan la gestión detrás de una pantallita y no cerca de los vecinos y sus necesidades.

Y mientras la noche linierense baña de estrellas la plaza Sarmiento y el ensayo va llegando a su fin, una melodía pegadiza parece marcar la retirada. Alguien comienza a cantar y otros se suman, entonces José Manuel le pone ritmo de murga con el bombo suave. “Liniers tiene sonidos que brotan al encuentro, ciudad en movimiento por la General Paz. Rumor de muchedumbre, que corre como el viento y en la plaza Sarmiento voces de carnaval. Un canto juguetea en tus pasajes, Liniers mi cuerpo late vos tenés mi corazón. Desde lo más profundo te digo: este es mi mundo, el aire que respira mi pasión”.

Vanesa cuenta que ese es uno de los temas con los que los Pizpiretas se lucen sobre el escenario en cada presentación. “Es un homenaje al barrio de Migue Midono, un artista local que lo compuso para nosotros”, aclara, mientras el rumor de la murga se hace letanía y el espíritu del carnaval se pierde entre los pasajes.

Ricardo Daniel Nicolini

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