Periódico zonal del Barrio de Liniers para la Comuna 9
May 7, 2024 12:41 pm
Cosas de Barrio

Las sucursales de las grandes marcas que se lucieron en el lejano oeste porteño

El recuerdo de las tiendas, academias y franquicias del Liniers de antaño

Por Daniel Aresse Tomadoni (*)

Los grandes barrios porteños, esencialmente aquellos cuyos centros comerciales supieron convocar clientes de diversos puntos de la Ciudad y el conurbano, generalmente contaron con sucursales de importantes casas de todo tipo de rubros. Claro que Liniers, no fue la excepción. Durante las décadas del 60’ y el 70’, los linierenses podían acceder a esas grandes marcas ya sea en comercios o en servicios, de manera directa.

Recuerdo los enormes carteles luminosos resplandeciendo por la avenida Rivadavia. En el rubro zapaterías, el barrio siempre contó con locales de una oferta variada y ni que hablar de las liquidaciones, en especial de dos de ellos: las de “Zapaterías Tonsa”, en Rivadavia entre General Paz y José León Suárez, y “Zapatería Iglesias” en la Galería Liniers; ambas contaban con las mismas ofertas que exhibían en sus casas centrales de la calle Florida.

Cerca de allí se encontraba la cadena de perfumerías Yvonne, con gran variedad de productos de todas las marcas y propios, como los famosos perfumes Avant La Fete y Mary Stuart, que engalanaban sus vidrieras plenas de ofertas. En Liniers hubo dos sucursales: una en Rivadavia casi llegando a General Paz y otra en Rivadavia entre Carhué y Cosquín. A escasos metros de esta última, se encontraba la famosa Óptica Griensu que además se dedicaba a los artículos de fotografía y fue una empresa muy reconocida en su época en su rubro. A pasos de ese local, una multitud de estudiantes se capacitaba en las famosas Academias Pitman en distintas disciplinas: dactilografía, inglés, estenografía, contabilidad, encontrando en esos cursos intensivos una rápida salida laboral, tanto en el comercio como en diversos puestos contables y administrativos.

En aquellos tiempos, todo era sacrificio y ya sea a créditos a sola firma o al contado, había que invertir en productos hogareños que duraran para siempre. Es por eso que, a la hora de comprar un electrodoméstico, lo mejor era recurrir a las sucursales de las famosas casas de artículos para el hogar. En esos años Pisecki fue una de ellas, al igual que el famoso Centro de Confort Siam. La primera se encontraba donde desde 1965 funciona la sucursal de otra famosa cadena del mismo rubro y la segunda, entre dos pesos pesados de esa época: Muebles Edison y Barba Hermanos, sobre la avenida Rivadavia. De esas casas, de vez en cuando, los clientes felices salían con algún tocadiscos o los enormes y lustrados combinados. Pero claro, faltaban los discos, entonces nada mejor que encontrarlos en las sucursales del Centro Cultural del Disco o las Galerías Broadway.

Cuando llegaba la hora de las compras prácticas para la casa, las dos sucursales de Casa Tía eran una visita obligada. Allí se podía encontrar eso y mucho más. Surtido y calidad, con locales limpios y la particularidad de abonar en cada sector, eran el deleite de grandes y chicos. Y hablando de surtido, qué mejor espectáculo que el que se apreciaba en las enormes vidrieras de la sucursal de El Emporio de la Loza, en la esquina de Cosquín y Rivadavia; o el que atrapaba a las amas de casa que querían vestir a la moda y se pasaban horas eligiendo prendas en los percheros giratorios de Etam.

Llegando al final de este paseo de compras, como premio comprábamos café molido a la vista en la sucursal de A Los Mandarines, en Rivadavia casi esquina Montiel. Así recorrimos en este paseo de compras del recuerdo, las sucursales de las grandes casas ya desaparecidas en nuestro querido Liniers. Hasta la próxima y muchas gracias por permitirme compartir estos recuerdos con ustedes.

 (*) Aresse Tomadoni es director general de “Relatos del viajero” y “Épocas del mundo” que se ofrecen a través de Youtube

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