Periódico zonal del Barrio de Liniers para la Comuna 9
July 27, 2024 11:34 am
Cosas de Barrio

Nagual, del barrio al Luna

La banda de Mataderos y Liniers vivirá este sábado su noche mágica, cuando haga explotar a puro rock el Luna Park

Según la tradición azteca, el nagual es un animal mitológico considerado el compañero inseparable de una persona, una especie de protector espiritual a lo largo de toda la vida. “Y en la banda somos un poco eso, tenemos nuestro lado animal, más salvaje, pero tiramos para el mismo lado y nos bancamos entre todos”, dice Agustín Artale, el batero de Nagual, la banda de Mataderos y Liniers que este sábado tendrá su noche mágica cuando se presente en el mítico Luna Park.

Claro que, a fines de 2001, cuando la banda hizo su presentación en el sótano de una pizzería de avenida Alberdi, nadie imaginó que veintidós años más tarde estaría convocando multitudes en el estadio más emblemático del centro porteño. “El Luna siempre fue un sueño”, confiesa Agustín en diálogo con Cosas de Barrio, y se anima a contar los detalles de cómo se gestó. “No es un lugar que se alquile así nomás, necesitás una productora y nosotros no la tenemos”, aclara con una sonrisa. “Se nos dio porque un día nos contactó una agencia para invitarnos a un festival con otras bandas, nos gustó la idea y aceptamos. Pero además aprovechamos para pedirle si nos podían ayudar a hacer un Luna propio, y nos dijeron que sí. La verdad que estamos super agradecidos con ellos porque es un lugar muy grande e igual decidieron confiar en nosotros. Se está vendiendo muy bien y estamos realmente contentos. Podemos decir que lo logramos”.

Durante el show, Nagual estará presentando los temas de su sexto álbum de estudio y habrá dos bandas invitadas: La Garufa y Heroicos Sobrevivientes.

Claro que para entender ese logro es necesario mirar en retrospectiva. A lo largo de su carrera Nagual ha sido capaz de darle forma a un estilo propio, fusionado el rock con destellos de folklore e incluso de candombe. Su música comenzó sonando en reductos roqueros del under porteño -como el ya desaparecido La Bulera, de Oliden y Alberdi- hasta que, a fines de 2004, con la tragedia de Cromañón y todas las restricciones posteriores para hacer shows en vivo, empezaron a presentarse en el Gran Buenos Aires, principalmente en zona oeste, y así lograron ampliar su núcleo de seguidores. Casi en paralelo, en diciembre de 2004, lanzaron su primer disco: “Nagual”, aunque a la fecha ya llevan publicados cinco álbumes.

En las últimas dos décadas, su música viene sonando en festivales de todo el país. En Baradero y Cosquín Rock, por ejemplo, son número puesto cada año. De todas formas, uno de sus mayores orgullos fue acompañar a La Renga, la banda emblema de Mataderos, en Tandil y en Potrero de los Funes. “Fue un shock para todos, siempre la consideramos la banda más importante de la Argentina y nunca creímos poder tocar con ellos”, confiesa Agustín, y cuenta que el vínculo fue ni más ni menos que el barrio: “el contacto se dio porque los bajistas de ambas bandas son vecinos en Liniers”.

A pesar de los discos, la popularidad y la trascendencia, las calles de Liniers y Mataderos siguen marcando la esencia. “Logramos tener una relación personal con La Renga porque nos ayudaron mucho cuando recién empezábamos, incluso nos vienen a ver cuándo tocamos. Los admiramos mucho y tratamos de ser como ellos en ese sentido. Siempre estamos dispuestos a ayudar a nuevos grupos, no sólo con consejos sino prestando si necesitan equipos o lugares de grabación, compartiendo contactos, queremos dar la misma ayuda que La Renga nos dio en su momento, y no queremos dejar de ser pibes de barrio, como ellos”.

Además de Agustín Artale, en batería, Nagual está integrado por Ciriaco Viera (voz y guitarra), Fabián Zabia (bajo), Facundo Terry (guitarra) y Federico Belai (guitarra). Consultado sobre el “secreto” del éxito de Nagual, Agustín duda, pero luego parece encontrar una respuesta “qué sé yo… La pasamos bien laburando juntos. nos ocupamos de disfrutar lo que hacemos entonces no nos presionamos, grabamos las canciones cuando salen y las publicamos solamente cuando estamos totalmente satisfechos con el resultado”. Esta es la ventaja de trabajar en forma independiente, aunque también tiene su lado amargo. “Muchas veces la gente piensa que lo nuestro es ir de fiesta en fiesta, tocar y pasarla bien, pero eso es sólo una parte. Somos tres miembros de la banda que también somos managers y tenemos que buscar lugares para tocar, comprar lo que necesitamos, armar diseños para los flyers, publicaciones en las redes y demás. Es mucho trabajo que hacemos incluso sin saber cuan redituable va a ser económicamente. Vivir del arte no es fácil, y menos en Argentina”, asegura.

La unión de la banda se expresa también a la hora de componer. Al escuchar Nagual se evidencia que las letras son comprometidas y dejan inexorablemente un mensaje, no es un rock vacío de contenido. “Creemos que como músicos también somos comunicadores sociales, entonces sin levantar la bandera de ningún partido político buscamos transmitir nuestros valores”, explica Agustín y cita el ejemplo de “Pajarito”, uno de sus últimos temas, que habla sobre los desaparecidos. “Por suerte esto nunca nos implicó un problema como grupo porque pensamos parecido, somos conscientes de que la mayoría de las bandas de rock se terminan separando por discusiones internas, pero nosotros logramos formar una familia. Nos llevamos muy bien, compartimos mucho tiempo juntos y sobre todo desde la pandemia estamos más unidos que nunca”, enfatiza.

Tras haber hecho explotar Obras en noviembre de 2017, sonar en el Luna será el hito máximo de la banda. “Lo más lindo que tenemos es la gente, nuestros shows son un 30% de la banda y todo el resto lo hace el público, que es realmente increíble y arman unos pogos tremendos”, remarca. Y todo ese afecto Nagual lo retribuye. “Siempre que terminamos de tocar bajamos a saludar a la gente, nos encanta hablar con ellos y hasta hemos compartido asados en varias oportunidades”.

Y allí parece estar la clave: mantener la esencia y seguir siendo pibes de barrio. Toda la historia de Nagual está entre Liniers y Mataderos, no sólo porque surgieron ahí y la mitad de los integrantes es del barrio, sino porque allí también es donde se encuentra la mayoría de su público. “Yo vivo en Liniers y me cruzo gente en la calle cuándo voy al súper que me dice ‘aguante Nagual’, o como fana de Vélez voy a la cancha y siempre alguien me reconoce y se acerca a hablarme. Todos concordamos en que es muy lindo sentir ese aprecio, y nos da un gran sentimiento de pertenencia con la zona”, recalca.

Y casi como un homenaje a ese sentimiento indeleble, al show de este sábado lo bautizaron “Del barrio al Luna”, como para seguir teniendo más presente que nunca las raíces donde surgieron, y que las mieles del éxito se sigan maridando con las de la sencillez.

Fiama Arrighi Mazzoni

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