Periódico zonal del Barrio de Liniers para la Comuna 9
May 4, 2024 10:49 am
Cosas de Barrio

El debut electoral en el barrio

Una mirada al submundo adolescente de quienes se acercan a las urnas por primera vez

Desde siempre, en nuestro país, la juventud viene teniendo un rol muy importante en política, y estas primeras décadas del siglo XXI no son la excepción. Para estas elecciones, el padrón porteño incluye a más de 60.000 electores de entre 16 y 17 años -casi el 3% del total de personas habilitadas para votar- que, aunque no están obligados, se encuentran habilitados a emitir su sufragio.

El calendario electoral 2023 se da en el marco del 40° aniversario del retorno de la democracia, algo que, sin dudas, para cualquiera que haya vivido la dictadura, es una gran motivación para ir a votar. Sin embargo, los jóvenes que nacieron en democracia ven a aquellos años de plomo como un escenario muy lejano y esto los lleva, en ocasiones, a no dimensionar la importancia y la seriedad del voto. Esto se vio reflejado en las elecciones de 2019, donde sólo el 60% de los jóvenes se presentó a votar, contra más del 80% que sí lo hizo del padrón total.

A raíz de esto se hacen muchas conjeturas sobre lo que se cree que el adolescente promedio piensa en materia de política y se sacan conclusiones apresuradas, tal vez, sin siquiera haberlos escuchado. Por eso, nada mejor que cederles la palabra y que se expresen en primera persona. Dicho de otra forma ¿Qué opinan los jóvenes del barrio de cara a estas elecciones?

Ornella tiene 17 años y es alumna del colegio Nuestra Señora de las Nieves. Haciendo gala de su honestidad brutal, cuenta “no voy a ir a votar porque realmente no tengo ni idea de quién se postula. En mi casa no se habla de política y a mí, en lo personal, no me interesa, entonces no busco medios para informarme”.

Resulta raro pensar que un adolescente pueda sentirse tan ajeno a la política, cuando nos atraviesa diariamente, pero para comprenderlo es necesario analizar el contexto en el que creció la juventud actual. Esta generación comenzó a tomar conciencia política a fines del último gobierno de Cristina Kirchner, y luego vivieron los mandatos de Mauricio Macri y el actual de Alberto Fernández, gestiones que no fueron exactamente fructíferas. La mayoría de estos chicos vieron su vida afectada por los errores de gestión de esos gobiernos, y crecieron asociando a los políticos con aspectos negativos, como la pérdida del poder adquisitivo en su casa o incluso la cuarentena, que, si bien fue un mal necesario, les quito muchas experiencias en una etapa muy importante de sus vidas.

Ese parece ser el caso de Micaela, una alumna del colegio Nuestra Señora de Lujan de los Patriotas, que a sus jóvenes 18 años, ya se la nota desesperanzada. “Sinceramente no estoy muy interesada en la política -confiesa- pero de todas formas pienso votar. Todavía no sé a quién, pero estoy muy segura de que no me quiero dejar llevar por lo que me digan otras personas, porque entiendo que pueden tener opiniones distintas a las mías. Entonces, para informarme, a veces veo con mi familia algún programa de política mientras cenamos, aunque mi fuente principal son las redes. Ahí, más que identificar a qué candidato querría votar, me doy cuenta a quien jamás votaría, así que seguramente termine votando por descarte”.

En un marco de incredulidad y desconfianza, la opción del “voto por descarte” se presenta entre los jóvenes como una opción a considerar. Un poco por culpa de los políticos, un poco por las circunstancias que vivió la juventud actual, como sea ninguno de los adolescentes consultados en este informe manifiesta un acuerdo total con alguno de los postulantes. Incluso el que cree compartir valores con determinado candidato, transmite esa sensación de falta de convencimiento.

A Fátima, sin embargo, se la nota entusiasmada. Tiene 17 años, estudia en Nuestra Señora de las Nieves y se prepara para su debut en las urnas. “Voy a ir a votar en las PASO. No estoy obligada pero sí emocionada, ya que será mi primera vez y a mí me interesa la política. Pienso votar a Grabois, por una mezcla entre convicción y descarte, porque si bien hay cosas que comparto con él, no estoy de acuerdo en todo, pero tampoco siento que podría votar a ningún otro candidato”, asegura. Y reconoce que “aunque fue una búsqueda personal, admito que estoy muy influenciada por lo que se dice en mi familia. De ahí saqué los valores que inclinan mi voto hoy por hoy. De todas formas, no quise quedarme solo en eso y me ocupé de buscar en internet o en las redes las propuestas de cada candidato. Se puede decir que fue un poco de todo”.

Juan Mateo (17) coincide con su compañera de escuela en las ganas de emitir su primer voto, pero la mirada política va en sentido contrario. “Yo quiero votar -enfatiza- pero no creo que hoy por hoy exista el candidato perfecto. En base a lo que vi en redes o en la tele, sumado a mi preocupación por la economía, decidí que voy a votar a Javier Milei. Si bien en mi casa se habla de política, estamos muy divididos, así que tuve que buscar información por mi cuenta”.

Tal como ocurre en la sociedad en su conjunto, los chicos tienen visiones y preocupaciones variadas. De hecho, la primera en mencionar que le otorga mucha importancia al aspecto social es Belén (17), compañera de Fátima y de Juan Mateo. “Yo sé qué quiero votar, aunque tengo que terminar de decidir a quién. Eso sí, tengo muy claro a quiénes no, pero todavía estoy definiendo qué candidato tiene los planes culturales y sociales que más me interesan. Por eso, creo que todos tenemos que desarrollar una opinión política más allá de lo que piensen en nuestra familia o en nuestro grupo de amigos”, argumenta, y luego explica que “para conocer las propuestas de cada uno leo los sitios web de cada partido y las redes sociales de los candidatos”.

Queda claro que, aunque no existe una mirada unificada que sintetice la posición de los jóvenes en materia electoral, se observa un denominador común: su principal fuente de información son las redes. Y aquí surge un interrogante ¿Hasta qué punto las redes son una fuente de información confiable? Se sabe que, al menos, el 25% de las noticias que circula en internet son totalmente falsas, por lo que generar una opinión política partiendo de esa base puede ser muy peligroso. Tal vez aquí se explique el fenómeno de Milei, un candidato que supo ocupar las redes antes que los demás y así conquistó a muchos chicos que, hasta entonces, no hablaban de política en sus casas o que no habían podido definir una postura. Eso, sumado a la incomodidad y el hastío que vivió su generación, hace que no se los pueda culpar por no querer votar, por hacerlo por descarte o por no sentirse seducidos por ningún candidato.

De allí que resulte falaz la idea de encasillar a todos los adolescentes como si fueran un grupo homogéneo. Hay algunos que ni piensan en votar, otros que están desconcertados y también están aquellos que tienen fuertes convicciones, aunque muy distintas entre sí. Asimismo, tampoco resultaría correcto creer que todos los adolescentes se guían por lo que ven en redes y acaban votando a Milei, aunque si es necesario entender que ese grupo existe y, en tal caso, habría que pensar los por qué.

Claro que no se los puede responsabilizar por recurrir a las redes cuando no se les presentan otras opciones. Los adolescentes con más conciencia de la importancia del voto como forma de participación directa y explícita de la ciudadanía manifestaron hablar de política en sus casas. Tal vez allí esté el secreto para lograr que se interesen, se involucren y entiendan que la política, lejos de ser una mala palabra, es la herramienta más útil para intentar cambiar la realidad que los agobia. Y en ese ejercicio, la familia y la escuela resultan claves. 

Fiama Arrighi Mazzoni

fiamarrighi@gmail.com

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