Periódico zonal del Barrio de Liniers para la Comuna 9
April 27, 2024 10:36 am
Cosas de Barrio

Inviernos eran los de antes

El recuerdo de la estación más fría del año, cuando las veredas del barrio se cubrían de escarcha y las casas se calentaban con estufas a kerosén

Por Daniel Aresse Tomadoni (*)

Hoy el recuerdo de mis hermosos años en el barrio de Liniers, se remontan a aquellos inolvidables días de invierno. Sinceramente esas jornadas de las décadas del 60’ y el 70’ le hacían honor a la gélida estación del año, porque los días -sin dudas- eran muy crudos, pero con un buen abrigo, todo era más aceptable.

Las sastrerías, casas de modas y tiendas, exhibían en sus grandes vidrieras una gran variedad de prendas de temporada. Se extraña ese Liniers donde al partir para el colegio en horas tempranas de la mañana, los pastos estaban cubiertos por una densa escarcha.

En esas cinco cuadras que diariamente recorría hasta la escuela, me sorprendía ver a los puesteros de la Feria 47 tratando de romper con gran esfuerzo el hielo en los cajones de pescado. Otros, en torno a un gran tacho con una fogata en su interior, intentaban calentarse un poco para afrontar la fría jornada laboral a cielo abierto.

Ya en la escuela, las listas de asistencia mermaban con esos días, producto de alguna gripe, fiebre o algún remolón, de esos que nunca faltan (pero que a la escuela faltan seguido). La única estufa del aula era eléctrica y la monopolizaba la maestra, hasta que un año instalaron pantallas infrarrojas de gas y entonces sí, todos contentos.

En casa, al comienzo, el kerosén era la estrella ya que las estufas y calentadores funcionaban con ese combustible. En los alrededores, alguno de los tantos almacenes nos abastecía del rojo combustible. Seguramente, leyendo esto, más de uno recordará ese olor tan particular que emanaban las estufas a kerosene, que muchas veces, mezclado con el de los pisos encerados, resultaban tan embriagadores como inolvidables. Pero de buenas a primeras, estas estufas a gota o a presión, al igual que la estufa eléctrica del baño, fueron reemplazadas con la llegada de las estufas a gas infrarrojas.

Aún recuerdo las miles de recomendaciones de nuestras madres, que nos vestían como si fuésemos a la Antártida. Pero eso sí, como todo chico, jamás sentíamos el frío. A la tardecita, antes o después de la tarea escolar, salíamos a la calle a jugar y a juntar maderitas y aserrín para cocinar papas y batatas a la vera del cordón de la vereda, mientras nos contábamos cuentos de terror, sólo interrumpidos por el llamado de nuestras madres que nos instaban a regresar a casa a terminar la tarea, bañarse, cenar y dormir con la bolsa de agua caliente forrada con un tejido hecho por mi tía abuela.

Todo era tan simple, tan cálido, tan inolvidable. Hoy todo aquello es parte de los recuerdos del “Liniers que yo viví”. Gracias por permitirme compartirlos con ustedes. Hasta la próxima.

 (*) Aresse Tomadoni es director general de Multinet (Radnet/La Radio, El Viajero TV, Club de Vida TV)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *