Mataderos se prepara para celebrar sus 134 años de historia
Habrá muestra de arte y diversos encuentros culturales, entre los que se destacan la reinstalación del emblema del barrio, en Alberdi y Murguiondo
Para muchos, el barrio -con sus virtudes y defectos- es su lugar en el mundo, el sitio en el que la geografía de sus calles y edificios se confunde con la vida misma. Y en esa simbiosis tan mística como natural, fluye el sentido de pertenencia que, en ocasiones, se extiende a lo largo de varias generaciones. La impronta de esos vecinos y su permanente vinculación con las instituciones locales, le dan al barrio ese color único y característico, que lo distingue por sobre cualquier otro.
Tal vez por eso, para todos esos vecinos, el cumpleaños del barrio es algo más que una simple efeméride en el almanaque. Es el aniversario que los convoca y los incluye a todos, para celebrar mancomunadamente un lazo afectivo que los define como comunidad barrial. Así lo entiende la gente de Mataderos, que se dispone a celebrar los 134 años del barrio.
El festejo central –abierto a toda la comunidad barrial- tendrá lugar este sábado 15 de abril desde las 10:30, en la tradicional esquina de Juan B. Alberdi y Murguiondo (junto a la confitería San José), donde se reinaugurará el emblema de Mataderos, obra del artista plástico local Norberto Ricco, que volverá a lucirse en todo su esplendor en el corazón del barrio.
Como se recordará, el emblema original se instaló en esa misma esquina sudeste el 14 de abril de 1993, y se mantuvo en lo alto como un símbolo de la esencia barrial, hasta fines de noviembre de 2018, cuando tanto el emblema como el poste que lo sostenía, desaparecieron imprevistamente. Desde entonces, nada se sabe de su paradero ni de las manos anónimas que decidieron quitarlo. Por eso ahora, la familia del artista -malogrado en junio de 2018-, con el apoyo del legislador porteño Juan Modarelli y la juntista local Lorena Crespo, volverá a instalar una réplica exacta del emblema original del barrio de Mataderos, en la misma esquina de la que nunca debió haberse ido.
El encuentro contará con la presencia de familiares del artista, autoridades de la Comuna 9 y representantes de diversas instituciones locales.
Un día antes, el viernes 14 de abril desde las 17, el Foro de la Memoria de Mataderos junto a la Subcomisión de Cultura y Educación del club atlético Nueva Chicago, llevarán a cabo un encuentro de escritores en la sede de la Biblioteca Rodó, de Andalgalá 2051. Allí, diversos autores presentarán sus obras referidas al barrio de Mataderos. En ese marco, Myrtha Schalom presentará “La sangre que corre”, Gastón Raffo “Toros, toritos y torazos”, Alberto Iriart “Poesia gauchesc”, el cantor surero Atilio Fanelli hará lo propio con su obra “De madrinas y cencerros”, mientras que Claudio Zeiger presentará su libro “Infancia en Mataderos”.
Ya el sábado 15 de abril, en Galería Torres Barthe, de San Pedro 4949, tendrá lugar la muestra “Justo Suárez, el Torito de Mataderos”, basada en la investigación y la curaduría de la museóloga Zulema Cañas. Además, se presentará el grupo de danzas folclóricas “Amigos del Alma”, que dirige la profesora Patricia Pastura.
Posteriormente, el sábado 22 de abril desde las 18, en la mencionada Galería Torres Barthe, se llevará a cabo la exposición de fotografías de los ganadores del Concurro Fotográfico “134° aniversario de Mataderos”, en la que además se premiará a los ganadores.
Finalmente, el lunes 24 de abril a las 18, en el salón auditorio del polideportivo de Nueva Chicago (Lisandro de la Torre 2288) tendrá lugar el conversatorio “Chicago, ayer, hoy y siempre”, del que participarán socios vitalicios del club de Mataderos, historiadores y periodistas, entre los que se destacan Sebastián López, Carlos Ávila, Julio Chiappetta, Vicente Muglia, Fabián Armilio y Beto Tisinovich.
Un poco de historia El 14 de abril de 1889 se colocó la piedra fundamental de los nuevos mataderos, que desplazarían de esa forma a los tradicionales Corrales Viejos, ubicados en Parque de los Patricios. Fue alrededor de aquellas instalaciones -que se inaugurarían recién once años más tarde- donde comenzó a formarse el barrio, cuya población vivía de la nueva fuente de trabajo allí instalada. Por entonces, Mataderos era Nueva Chicago, denominación que aludía a la ciudad norteamericana caracterizada por la industria de la carne. Tal vez por eso, el tumultuoso arroyo Cildáñez se ganó por años el apodo de “el arroyo de la sangre”, pues hacia él derivaban los desperdicios de la industria carnicera. Algunos tiempo más tarde, el emblemático monumento al Resero se ubicó como un mojón ineludible a las puertas del Mercado, allí donde Lisandro de la Torre le da inicio a la avenida de los Corrales. La icónica obra de Emilio Sarniguet –que en sus orígenes supo engalanar los jardines del Palais de Glace- ya lleva 89 años custodiando el barrio, como testigo mudo de su crecimiento. Hoy, en pleno siglo XXI, con el Cildáñez entubado, el Mercado ya instalado en Cañuelas y cientos de historias como señal de identidad, el barrio gaucho porteño celebra su 134° aniversario. Y aunque el paso del tiempo hay reformulado en parte su paisaje mixto, bañado por campo y ciudad, sus vecinos siguen enorgulleciéndose como entonces al llevar las tradiciones de Mataderos a flor de piel. |
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