Preocupa la falta de profesores asignados y la cantidad de horas libres en la “Niní Marshall”
En la Escuela de Teatro de Mataderos -que se mantuvo tomada hasta hace unos días- coexisten también problemas de higiene y viandas alimentarias
“El principal reclamo de los chicos es por la gran cantidad de horas libres que tienen y la falta de profesores asignados”, expresó Emiliano García Blaya, militante político y social y padre de una alumna de la Escuela de Teatro “Niní Marshall”, del barrio de Mataderos, en relación con la toma del establecimiento que se mantuvo durante dos semanas y que concluyó el pasado sábado 1° de octubre. En diálogo con el programa “Comunas, un desafío” (sábados a las 14 por AM 690) que conduce Alberto Espiño con la colaboración de Gregorio Martín y Giselle Méndez, expresó además que “las tomas se iniciaron con las escuelas artísticas, como la Niní Marshall, porque son las que tienen más carga horaria y la paciencia se termina más rápido. Son diez horas por día, con mala alimentación, falta de profesores y falta de aumento de currícula”.
Durante la toma que se inició el 23 de septiembre pasado, la comunidad educativa de la Escuela de Teatro de Mataderos, con sede en Oliden 1245, trató de exponer sus demandas en busca de soluciones concretas. “El colegio lo tomaron unos 70 u 80 pibes y durante esos días trataron de ponerlo en condiciones en materia de limpieza, porque estaba lleno de gusanos y ratas muertas”, puntualizó Blaya. Y sobre los reclamos puntuales de los alumnos, remarcó “aunque lo que más se difundió en los medios fue la pobre calidad de las viandas alimenticias, lo que realmente están pidiendo los chicos es terminar con las horas libres y con los profesores sin horario, porque no tienen profesores asignados y los preceptores cambian permanentemente”. En ese sentido, enfatizó “los alumnos quieren subir de nivel académico, no bajarlo, por eso cuando me dicen que son vagos y que van a recuperar los días perdidos, como si los pibes no quisieran estudiar, me indigno, porque son los primeros en querer avanzar y mejorar su formación porque quieren tener un futuro digno y lo más profesional posible, no lavando platos en un hotel”.
Respecto a la polémica modalidad de las tomas, García Blaya expresó “no es ilegal la toma de colegios, por lo tanto no hay delito, lo dijo la jueza Liberatori; pero más allá de lo que diga la jueza, las prácticas de la protesta y de peticionar forman parte de la educación en Argentina”. Y recordó que en 1796 el emblemático Colegio Nacional de Buenos Aires fue tomado por “Rivadavia, Dorrego y Las Heras porque comían mal, porque les pegaban y porque la currícula no les servía. Y hoy acá estamos en la misma: te dan palos, mala comida y la currícula es deficitaria. La diferencia es que esa época era un poco más violenta y aquella toma terminó a los tiros, pero después los pibes aprendieron la gimnasia y liberaron América ¿no? Digo por si alguien pretende que esto no sea político”, comparó.
Como corolario de la medida de fuerza, García Blaya destacó que “nos estamos conociendo y juntando los padres, las madres, los vecinos, las abuelas, los hermanitos, los pibes que están por egresar, las egresadas, los profesores. Se empieza a armar una red y ya somos un montón en el grupo de WhatsApp. Eso es un logro que nos va a permitir potenciar y hacer más visible el reclamo de la comunidad educativa en su conjunto”. Y sobre una posible solución a los reclamos, sostuvo que “el Ministerio debe poner una persona conciliadora que se siente a ver cómo resolvemos esta cuestión, porque eso de que ellos tienen el diálogo abierto desde siempre es una mentira, ellos no reciben a nadie, odian dialogar”, enfatizó.
Según García Blaya, la toma es una acción directa que surge como consecuencia de la imposibilidad de lograr soluciones por los carriles administrativos correspondientes. “Los pibes hicieron un montón de reclamos distintos, incluidas varias notas y pedidos de reunión con el rector, con el director y con el supervisor, pero esa reunión nunca llega y nunca hay una respuesta para nada, entonces los pibes están podridos…”, concluyó.
En ese sentido, se expresó también Zoe Varela, estudiante de la Escuela de Teatro “Niní Marshall” e integrante de la Coordinadora de Estudiantes de Base (CEB). “Las tomas son el último recurso -señaló- después de haber hecho nuestro reclamo por diferentes vías con las múltiples cartas elevadas al Ministerio con pedido de reunión, los cortes de calle zonales y las diversas movilizaciones”. Y volvió a destacar los cuatro ejes sobre los que se erige el reclamo estudiantil: mayor cantidad y calidad en viandas educativas, participación en la planificación de las pasantías, el fin de la persecución a quienes se manifiestan políticamente y mayor presupuesto para mejoras edilicias. “No se puede cursar cuando los techos se te caen, cuando se suspenden diariamente las clases por la falta de agua, o la aparición de ratas en los pasillos”, sostuvo.
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