Golpe a la mafia de los celulares

En un operativo conjunto desarrollado por la Policía de la Ciudad y la Agencia Gubernamental de Control (AGC), fueron clausurados dos locales de telefonía en Liniers, que se dedicaban a la venta de celulares robados. Además, en uno de ellos funcionaba un laboratorio para el desbloqueo y el desarme de los aparatos.

El procedimiento se llevó a cabo en horas de la tarde del sábado pasado en dos comercios ubicados en José León Suárez al 100, donde oficiales de la División Contravenciones y Faltas contra el Orden Público de la Policía de la Ciudad y agentes de la AGC hallaron un laboratorio para desbloqueo y desarme de teléfonos.

Ambos locales funcionaban en el denominado “microcentro boliviano” de Liniers y se promocionaban como comercios de “reparación y venta de celulares y accesorios”. Sin embargo, tras el operativo logaron identificarse e incautarse 31 aparatos robados.

Uno de los comercios (foto) funcionaba bajo la fachada de una casa de artículos de cotillón. No obstante, en el interior funcionaba un laboratorio para el desbloqueo y el desarme de los aparatos. Allí fueron detenidas dos personas, de 33 y 35 años, uno de nacionalidad peruana y otro de nacionalidad boliviana, y en total fueron hallados 20 celulares con el IMEI removido y sin documentación respaldatoria. También se incautaron 144 baterías, 73 carcasas, más de 140 accesorios, herramientas y también dos celulares y una bandeja porta SIM denunciados por robo ante el ENACOM.

En el segundo local, en tanto, fueron hallados once celulares sin documentación, motivo por el que también fueron incautados.

En ambos casos, la Agencia Gubernamental de Control procedió a la clausura de los comercios por infracción a la Ley 6009 –que regula la comercialización y reparación de teléfonos celulares- y por desvirtuación de rubro, mientras que el Juzgado Nacional Criminal y Correccional Federal N° 5, a cargo de la Dra. María Eugenia Capuchetti, secretaría de la Dra. Andrea Cangino, dispuso el secuestro de los objetos encontrados.

Ambos procedimientos se desarrollaron a partir de las denuncias de varias víctimas de robo de celulares ocurridos en las inmediaciones de la Estación Liniers, en los que, posteriormente, los ladrones reducían los aparatos en los dos locales clausurados.