Periódico zonal del Barrio de Liniers para la Comuna 9
April 24, 2024 10:14 pm
Cosas de Barrio

Fernando Ormazábal, o el color de lo cotidiano

El singular artista plástico de Liniers que cosecha elogios y aún no expuso en su barrio

No hay cuadro de Fernando Ormazábal que no explote en verde, un verde arrollador y multifacético que, consciente de su irreversible rol protagónico, le abre la puerta a otros colores para que terminen de completar la escena. Por eso, por ese embriagador abanico de verdes, la mayoría de sus obras están ambientadas en un parque. O tal vez sea exactamente al revés, quién sabe. “Nuestros espacios verdes son como una sala de espera, como un pulmón, un diván, un refugio para cualquier soledad y el cómplice ideal de todos los encuentros. Ahí, la paciente mirada verde de los árboles es un colador gigante entre el cielo y nosotros. En los parques se entrelazan pensamientos con ladridos, risas de niños, bebederos que funcionan caprichosos, olor a pasto y a algodón de azúcar. Nadie escapa a convertirse en un personaje cuando pisa ese escenario”, argumenta el artista plástico oriundo de Liniers, que en abril pasado, junto a Mario Grasso, se lució en la muestra “De parques y barrios, de barrios y parques”, montada en el centro cultural Adán Buenosayres, de Parque Chacabuco.

La relación de Fernando con el arte se inició en su infancia. “Cuando tenía 7 años el dibujo fue la primera actividad extra escolar que elegí en forma particular. Así, durante unos cuantos años, mientras mis amigos jugaban al fútbol; que no era lo mío –asegura- yo dibujaba y pintaba”. Un tiempo más tarde, entre 1990 y 1993 realizó la carrera Diseño Textil y de Indumentaria, pero recién en 2007 terminó de encarar su formación profesional cuando estudió Historia del Arte en la Asociación de Amigos del Museo Bellas Artes. “Ahí entré al Taller de Ariel Mlynarzewicz, donde estuve dos años y después de una pausa, retome con él, que es mi maestro hasta el día de hoy”, explica y no tarda en brindarle palabras de agradecimiento. “Admiro su capacidad para guiarme, para enseñarme a leer caminos, señales y energías. Ariel me motiva a la aventura, me pone la lupa en la mano para enseñarme a mirar de lejos, a sentir los colores como sonidos, la línea como carácter, los silencios como componentes activos y los inacabados como firmas”.

– ¿Qué cosas te inspiran a la hora de pintar?

– Lo mío es figurativo y me inspira instantáneamente todo lo cotidiano, lo barrial, lo que nos rodea y nos pasa desapercibido pero al mismo tiempo nos atrapa. Los perros en las plazas, las charlas vecinales en las esquinas, el aroma de los pasajes a la hora de comer y hasta las interminables barridas de hojas de nuestras veredas.

Y todas aquellas versiones de lo cotidiano, Fernando las vuelca en un lienzo apoyado en alguna de las diversas técnicas con las que se siente cómodo. “Si es un dibujo, arranco con lo que tenga a mano: tinta china, carbonilla, grafito, etc. Y en pintura alterno acrílico, óleo y acuarela. Cualquiera de esas técnicas me resulta atractiva a la hora de expresarme”, confiesa el artista de 54 años, y advierte que para pintar necesita espacio. “Por lo general mis obras son grandes, tengo cuadros de tres metros por dos, me gusta desarrollar mi arte sin limitaciones de espacio”.

– ¿Tenés algún cuadro recreado en alguna plaza de Liniers?

– Si, claro. Tengo uno en el que está mi hija Guadalupe hamacándose en la placita Sarmiento. Hubiese sido imposible embarcarme en el proyecto de los parques y las plazas sin incluir a la Sarmiento, que es un cofre de mil recuerdos de mi infancia…

– ¿Te gustaría exponer en tu barrio?

– Totalmente, sería un placer y un sueño cumplido. Me crié entre Liniers y Mataderos y quedé, como muchos, atrapado en el encanto que replica lo que les pasaba a mis viejos y a mis abuelos con este barrio, ese no sé qué, como dice el tango.

Para cuando se concrete ese proyecto, seguramente Fernando haya concluido las obras en las que está trabajando actualmente y que, como lo explicó más arriba, también están inspiradas en lo cotidiano. “Quiero que mis cuadros reflejen el barrio que nos toca vivir, con su gente en las calles, sus anhelos y sus carencias”, anticipa.

– ¿Qué significa la pintura en tu vida?

– La pintura es una vía, un portal que me conduce que y abastece mi curiosidad, mi pasión, mi pulsión. Pintar me transporta y me lleva a explorar herramientas y técnicas, porque las posibilidades de expresión son inagotables. Por eso el arte me invita siempre a reincidir y a estimularme. Estoy feliz por poder mostrarle a la gente que quiero mis primeros renglones en la bitácora de mi viaje.

-Desde hace años tu nombre está asociado al mundo del taekwon-do ¿Cómo se complementa ese arte marcial con la pintura? ¿Se llevan bien?

– Se llevan bárbaro. Desde 1987 estoy dando clases de taekwon-do en Nuestra Señora de Luján de los Patriotas, donde hice la primaria y la secundaria. En mi caso el taekwon do y la pintura se complementan perfectamente, ya sea en la disciplina o en la elección de actividades que disfruto a pleno. Además, en ambos casos, son sólo redituables emocionalmente, pero me sirven para expresarme y compartir con otros. Porque amar lo que hago siempre estuvo en mi lista de prioridades.

Ricardo Daniel Nicolini

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