Al pan pan
El recuerdo de las inolvidables panaderías de Liniers y sus exquisiteces, en los años 60’ y 70’
Por Daniel Aresse Tomadoni (*)
Entre las muchas estampas de nuestro querido Liniers, si existió –y aun existe- un rubro por demás prolífico, es el de las panaderías. En sus épocas de esplendor, el barrio contaba con muchos de estos enormes y surtidos locales, en su mayoría con su “cuadra”, donde los propios panaderos elaboraban esas delicias crocantes recién horneadas. Y si bien en ese entonces no existían los hornos eléctricos ni las baguettes ni lo panes integrales o multisemillas, abundaban otros tipos de panes para todos los gustos: felipes, miñones, flautas, el típico francés y el resto de las especialidades: los bizcochos de grasa, los cuernitos, las galletas marineras, los libritos, y las vedettes de esos locales: las facturas surtidas y casi siempre envueltas en un papel blanco.
La decoración era casi similar en todos los locales: mostradores de madera, al igual que las góndolas donde se depositaban los productos para su expendio, con un artefacto lumínico en su parte superior y enormes espejos detrás. Y sobre el mostrador, la infaltable caja registradora National, de metal trabajado, que a pesar de ser eléctrica se activaba con una manija al costado que emitía un extraño ruido. Pegado a la caja, una balanza de “peso exacto” cumplía su función fielmente, en algunos casos con un espejo superior para que el cliente verificara que de ambos lados las agujas pesaban igual. En algunos casos, la ornamentación seguía con lujosos vitrales luminosos.
De esos años gloriosos de mi infancia, recuerdo a varias panaderías de Liniers, que fueron emblemáticas. Como por ejemplo La Nueva San Juan (que muchos llamaban “Alianza”, por ser ese el primer nombre de la calle Jorge Chávez); la Colón, en Montiel al 200, con sus inolvidables carameleras vidriadas repletas de caramelos multicolores; la Novoa, también sobre Montiel, pero al 900; la Kouka, en Caaguazú al 6700, una panadería de barrio que fue reformada totalmente, con estanterías y góndolas modernas y la única en poseer música funcional de la empresa Musak, todo un lujo para este tipo de locales, en contraposición, por ejemplo, a la antigua panadería Caputo, que se ubicaba en Ramón Falcón, entre José León Suárez y Montiel.
Un detalle a tener en cuenta es que la mayoría de ellas contaba con servicio de lunch para las fiestas y, en las más sencillas, no faltaban los elementos para decorar una torta, ya sean las velitas o las figuras de yeso con los números o muñecos. Así hemos transitado otro recuerdo hermoso de nuestra niñez en el querido Liniers. Hasta la próxima y muchas gracias.
(*) Aresse Tomadoni es director general de Multinet (Radnet/La Radio, El Viajero TV, Club de Vida TV)
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