Periódico zonal del Barrio de Liniers para la Comuna 9
April 19, 2024 4:27 pm
Cosas de Barrio

“La pequeña Bolivia”, un país dentro del barrio

Desde hace décadas, la esencia cultural del altiplano se congrega en el corazón de Liniers. En esta nota, una radiografía sociológica de sus aspectos más salientes

Por el Lic. Luis Alberto Cárdenas (*)

A las primeras cuadras de José León Suárez y sus adyacencias se las conoce como “la pequeña Bolivia”. Situada en una porción del sector comercial de Liniers y favorecida por la ubicación espacial urbana, recrea un enclave étnico único, un lugar multicultural y transnacional. Allí se produce un singular intercambio de culturas que plantea una mixtura de religiones y relaciones sociales, generando un polo de atracción de connacionales, a la par de un espacio de solidaridad del sistema Ayllu (de ayuda comunitaria) de la cultura incaica. En la zona se ubican comercios de productos regionales (especies, frutas, hortalizas) y restaurantes de comidas y bebidas típicas, que constituyen puntos de encuentro de la colectividad boliviana. Pero además, en el llamado “microcentro boliviano” se observa una gran variedad en el área de servicios: estudios jurídicos, agencias de viaje, gestorías, correo internacional, locutorios y locales de reenvío de dinero. En ese paisaje multicolor y repleto de aromas, también se establecen comercios de la colectividad peruana.

En ese cónclave andino en el corazón de Liniers, resulta habitual encontrar manteros en las veredas a modo de feriantes trashumantes. Entre ambos actores sociales (los comerciantes establecidos y los manteros) existe una relación fraterna de connacionales, paisanos y familiares en algunos casos, muy distinta a la que se plantea en otras zonas, como Once o Floresta-Flores, donde los comerciantes son mayoritariamente de origen judío, y chino, en menor proporción.

Paralelamente, a pocos metros de allí, sobre el centro comercial de Liniers y la avenida Rivadavia, hasta hace algunos años se localizaban además manteros senegaleses, quienes vendían en su mayoría artículos de bijouterie y marroquinería.

Considerando el enfoque sobre la teoría de los circuitos de la economía urbana, el caso particular del comercio étnico boliviano en Liniers representa parte del circuito inferior de esa economía urbana y de servicios, que engloba una población con salarios bajos, o en situación marginal en la ciudad de Buenos Aires. Respecto a la convivencia barrial, se observaron diversos conflictos en torno a la forma en que desarrolla su actividad la feria boliviana: En este sentido, la posición del vecindario es dual: por un lado aprovecha su situación comercial dentro del marco global de la especulación económica de sobrevivencia y, por el otro, toma distancia marcando diferencias culturales. Por su parte la postura de las autoridades no es definida ni clara. Se conjugan actitudes de evidente tolerancia ante flagrantes violaciones reglamentarias, con prácticas cambiantes y arbitrarias.

En enero de 2017 tras el desalojo de los manteros del barrio de Once, Liniers fue el próximo cónclave en ser desalojado por el Gobierno porteño. Así, la feria ambulante fue levantada después de una serie de operativos policiales y de inspecciones municipales sobre los comercios establecidos. En paralelo, el gobierno de Mauricio Macri endureció los controles migratorios obteniendo la respuesta del gobierno boliviano que tomó esa medida como una muestra de xenofobia y racismo.

El 15 de diciembre de 2019 en el marco de un nuevo contexto político argentino, con la asunción de Alberto Fernández a la presidencia, el ex mandatario de Bolivia, Evo Morales, recaló en Buenos Aires luego de su asilo en México. Y para oficializar su arribo, hizo una aparición pública desde la terraza de una vivienda ubicada en José León Suárez al 100; con una muchedumbre de compatriotas que lo aclamaba desde la vereda.

La convivencia entre bolivianos y argentinos en Liniers, presenta contradicciones en relación con los procesos sociales, tales como: el conflicto, la competencia, la asimilación, la aculturación, la acomodación, el consenso y la cooperación. En lo cotidiano, la colectividad boliviana fluctúa entre la inclusión y la exclusión, entre la integración y el repliegue sobre el mismo grupo social. Los migrantes experimentan un choque cultural, una situación de desarraigo, acrecentado cuando existe desocupación y exclusión social, deteriorando la identidad personal.

Asimismo, se ha observado que los bolivianos padecen situaciones de discriminación, ya sea por su apariencia física o por las características culturales. Son marginados y reciben un destrato en diversos ámbitos. De este modo se produce la construcción de estereotipos, estigmas y discriminaciones, emergiendo la figura del chivo expiatorio, culpando al extranjero de los males locales y justificando así el racismo y la xenofobia.

En las sociedades existen situaciones de discriminación, exclusión, o segregación que aumentan, disminuyen o permanecen latentes, de acuerdo con la orientación política gubernamental. Nuestro país es inclusivo con el tema inmigratorio desde la misma Constitución Nacional; en lo cotidiano existieron contradicciones con las diferentes oleadas migratorias. Por eso la educación es fundamental para la concientización de las nuevas generaciones. Las escuelas primarias y secundarias lo implementan con talleres y eventos multiculturales. Actualmente, la presencia de un gobierno con proyección latinoamericana favorece esa integración.

Ante la situación de conflicto y exclusión social, el inmigrante se orienta hacia los referentes de su colectividad. Las redes migratorias de la colectividad boliviana se plantean desde las más básicas (parientes, amigos, o connacionales, cooperativas de trabajo, agrupaciones culturales y religiosas) hasta las mediáticas interinstitucionales con el propósito de dar respuesta a las múltiples necesidades que emergen en la sociedad globalizada. Entre esas necesidades básicas comunitarias se encuentra la salud.

En Liniers, los migrantes circulan entre las diferentes ofertas de atención en salud en busca de una solución para sus malestares y padeceres. Desde la perspectiva sanitaria, la zona registra la existencia de clínicas médicas, odontológicas, ginecológicas, farmacias homeopáticas y herboristerías. Pero también se observa la presencia de curanderos/as de raigambre andina, como una opción alternativa o paralela de salud.

En su mayoría, la comunidad boliviana realiza prácticas religiosas en búsqueda de la sanación física y espiritual en torno al catolicismo de los sectores populares, con el culto a la Virgen de Copacabana; a la de Urkumpiña, la del Socavón y a Santiago de Bombori. Algunos, sin embargo, se convierten al pentecostalismo y otros simplemente se apoyan en los curanderos andinos.

(*) Cárdenas es licenciado en Sociología (UBA), docente, orientador social y miembro del Consejo de Profesionales en Sociología de la Ciudad de Buenos Aires ( CPS).

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