Periódico zonal del Barrio de Liniers para la Comuna 9
April 19, 2024 1:49 pm
Cosas de Barrio

Tres tiros veinte

El recuerdo de las tradicionales kermeses, que durante años fueron un singular atractivo en plazas, parques y escuelas

Por Daniel Aresse Tomadoni (*)

Entre los muchos recuerdos que brotan evocando tiempos hermosos de mis días en Liniers, hace un par de semanas, al encontrarme con un amigo de la infancia, nos acordamos de la kermese que realizaron en su colegio un sábado a la noche, hacia fines de los sesenta. Desconozco por qué motivos siempre me gustaron las kermeses. Será tal vez por su espectáculo interminable de luces y colores, y aquellos premios anhelados y grandilocuentes que sobresalían por los escaparates de los puestos.

Recuerdo perfectamente que aquella invitación me interesó, aunque sinceramente pensaba que al hacerse en un colegio, no tendría el brillo de las grandes kermeses que engalanaban las plazas y los parques de diversiones en jornadas memorables. La cuestión es que allá fuimos con el padre de mi amigo a la Escuela “Francisco Melitón Álvarez”, de la calle Montiel entre Jorge Chávez y Tonelero. Al llegar, padres y chicos se agolpaban en la entrada listos ingresar, dispuestos a pasar un momento entretenido.

Cuando al fin entramos al enorme patio del colegio, no podía dar crédito a lo que observaba. Ese lugar, lejos de lo que imaginaba, era una verdadera profusión de luces de colores, banderines y una gran cantidad de puestos con distintos juegos e interesantes y variados premios, que iban desde heladeritas de telgopor hasta postres y tortas exquisitas.

Pero lo más interesante era que todos, absolutamente todos, ganábamos al menos algún “premio consuelo”. Además, cada juego tenía su dosis de adrenalina, que alentaba a participar hasta a los más tímidos en búsqueda de esos premios casi imposibles, situados siempre en lo más alto de las repisas. Claro que la idea era pasar un rato alegre y divertido, pero si además nos llevábamos algún premio a casa, la ecuación era perfecta.

Y en esa algarabía de luces multicolores y música a todo volumen, que le daban a la kermese su particular encanto, no faltaban los puestitos de panchos y gaseosas, como para reponer fuerzas y seguir con a toda marcha con los juegos. De más está decir que me gasté hasta el último peso que llevaba. Sin embargo, mi amigo y su padre, con mejor suerte que yo, se llevaban los premios a manos llenas.

Aquella hermosa kermese, mágica y colorida, fue una brillante idea de la asociación cooperadora de la escuela. Iniciativa que, no obstante, no siempre se replicaba en el resto de los colegios. En la escuela “Carlos Morel”, por ejemplo, a la que yo concurría, nunca se organizó nada parecido, a pesar de que la asociación cooperadora funcionaba de manera excelente.

Sin dudas, lo que hubiese sido un aburrido sábado por la noche, se terminó transformando en una noche mágica en la kermese del colegio de mi querido Liniers. Hasta la próxima.

 (*) Aresse Tomadoni es director general de Multinet (Radnet/La Radio, El Viajero TV, Club de Vida TV)

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