Periódico zonal del Barrio de Liniers para la Comuna 9
October 3, 2024 9:19 pm
Cosas de Barrio

¡Queríamos tanto a las cantinas!

El recuerdo de “Buriloche”, el tradicional reducto de Liniers en los años 60’ y 70’

Por Daniel Aresse Tomadoni (*)

Días pasados, conversando con unos amigos, recordábamos aquellos viejos y entrañables reductos del barrio donde, además de cenar con platos sabrosos y abundantes, se podía disfrutar de algún show de música o de humor y algunos hasta se animaban a bailar.

El primero de esos sitios que se me dibujó en la mente fue la cantina-restaurant “Buriloche”, que funcionó en los años 60’ y 70’ en la esquina de Oliden e Ibarrola. Un tradicional local pintado en su exterior de verde agua y blanco, con un enorme cartel elaborado con letras imitando troncos. En su interior estaba ambientado con revestimientos de madera, mesas y sillas en armonía con su estilo, y las infaltables patas de jamón y las botellas de vino chianti colgando a la vista de todos sobre el mostrador. Detrás, un enorme horno pizzero era la usina desde donde surgían las especiales de media masa de distintos gustos con un sabor único y espectacular.

En las noches de verano aquella inolvidable cantina-restaurant se colmaba de gente, en especial los fines de semana, cuando había shows y había que reservar mesa para no quedarse afuera de aquella velada impostergable. Claro que no faltaba el colado, que se contentaba con mirar el espectáculo desde la calle, recostado sobre el ventanal. En esas noches, mientras los comensales degustaban los exquisitos platos del lugar, artistas transhumantes, micrófono en mano, los deleitaban a través de su estudiado repertorio, que en su mayoría eran tangos “de rompe y raja”, aunque también se animaban a ponerle su voz melódica a los infaltables boleros o al cancionero autóctono de zambas y chacareras. Entre ellos se destacaba la voz de “Pico de loro”, un engolado cantor –y vecino de Liniers- que con el cabello engominado, el traje entallado y su característica nariz aguileña que se llevaba los fervorosos aplausos de los presentes.

Es probable que ese y otros artistas que engalanaban el aire de “Buriloche”, se sintieran tal vez en esa cantina de Liniers como el mismísimo Frank Sinatra en Las Vegas, al sentir el reconocimiento del público que le regalaba su cariño en forma de ovación.

Otro de los lugares emblemáticos de aquellos años en el barrio fue, sin dudas, la enorme cervecería conocida como “La Alemana”. Era un inmenso local en Tuyutí entre Martiniano Leguizamón y Tellier (hoy Lisandro de la Torre) que todos los veranos estallaba de gente ávida de disfrutar de una buena cerveza tirada y de los platos típicos alemanes que allí se servían. No recuerdo si allí también se ofrecían espectáculos musicales, pero sí tengo presente que aquel enorme patio, engalanado con una florida glorieta, de pronto se convertía en una pista de baile hasta bien entrada la madrugada.

Pasó el tiempo y ambos lugares desaparecieron, ganados por el desarrollo edilicio del barrio de Liniers, que siempre se mostró en constante crecimiento. Era el tiempo en el que la gente asistía en familia a estos reductos, donde por poco dinero se podía disfrutaba de una opípara cena y de un entretenido espectáculo. Tiempos simples y hermosos que ya no volverán, salvo en las imágenes de nuestros recuerdos, esos que siempre guardo en mi corazón y evocó en esta columna. Hasta la próxima.

 (*) Aresse Tomadoni es director general de Multinet (Radnet/La Radio, El Viajero TV, Club de Vida TV)

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