Periódico zonal del Barrio de Liniers para la Comuna 9
April 28, 2024 11:53 pm
Cosas de Barrio

Cuando leer y escribir es un placer que se comparte en familia

El escritor local, Rodolfo González, relata los detalles de uno de sus deleites cotidianos

Por la Lic. Vanesa Aichino (*)

El escritor local, Rodolfo González, relata los detalles de uno de sus deleites cotidianos

Cuentos entre los que se entremezcla la mitología, aventura e historia.

Una vez más, el barrio vuelve a sorprendernos, porque entre sus vecinos hay una persona galardonada internacionalmente en el mundo de las letras. Su nombre es Rodolfo González, o simplemente Fito, para los amigos. Un muchacho que creció y se formó en del barrio de Liniers y que, a través de la literatura, logró tender un puente indestructible con sus dos hijas. Una historia singular que vale la pena compartir.

– ¿Qué despertó tu pasión por las letras, hubo alguna situación particular que haya sido el detonante? ¿A qué edad comenzaste a escribir?

– De niño, cuando tenía cuatro años mi papá me dio un libro de Edgar Allan Poe, con él aprendí a leer y fue un amor a primera vista, porque a partir de allí no me separé nunca del mundo de las letras. Cuando estaba en la Primaria realizaron un concurso de cuentos y ahí empecé a escribir. En esa época vivía más en la biblioteca, la José Hernández de la calle Boquerón, que en la escuela. El personal de la biblioteca municipal llamaba a mi casa porque tenían que cerrar y yo seguía leyendo. Creo que ese hábito fue lo que alimentó mi imaginación, así que seguí cultivándolo. Con la llegada de los compromisos, sumado al trabajo, la familia, fui dejando de lado la escritura. Pero cuando murió mi papá reflexioné y me di cuenta que él no se había dedicado a su verdadera pasión, que era la pintura. Cuando era niño yo leía y él pintaba cuadros, mientras escuchaba valses de Strauss y tomaba licor de café. Pero pasado un tiempo dejó de hacerlo. En el momento de su fallecimiento, me dije “no me va a pasar lo mismo que a mi papá, yo voy a hacer lo que me gusta hasta que no pueda hacerlo más”, y como resultado volví a escribir nuevamente.

– Contanos sobre los galardones que ganaste. ¿Qué sentís al recibir un premio por hacer algo que te da tanta satisfacción?

– Una vez, hace ya algunos años, me presenté en un concurso y en esa época no había correo electrónico ni internet, entonces tuve que ir hasta una editorial que quedaba en la calle Niceto Vega. Toqué timbre con mi sobrecito color madera bajo el brazo, llevaba unos cuentos, dejé el sobre para participar del concurso, me pusieron un sello en un papel como que habían recibido los textos y me fui. Pasado el tiempo me llamaron por teléfono para decirme que era finalista y poco después me citaron en la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) para darme el premio. Y el mes pasado, en la Sociedad de Escritores de Mercedes, participando de un concurso internacional, me eligieron ganador del premio “Jorge Luis Borges” con mención de honor y medalla de oro, por el cuento “Existió en mi corazón”. Fue hermoso para mí. Borges sería, sí estuviera en el panteón, como Zeus o Júpiter, el dios supremo. Ese premio fue mágico, algo que nunca hubiera imaginado. Un tiempo antes fui premiado en dos oportunidades en Córdoba, en el evento llamado “La hora del cuento”. El más reciente lo recibí por parte de la Universidad Complutense de Madrid, el premio “María López”.

– Tenés dos hijas que concurren a la Escuela 4, de Ramón Falcón y Lisandro de la Torre, y tengo entendido que desde muy pequeñas han aprendido a leer y escribir ¿Fomentaste ese interés por la lectura y la escritura? Y en ese caso ¿Cómo lo hiciste? ¿Qué consejo le darías a un padre o una madre que quiere despertar ese interés en sus hijos?

– La paternidad es más complicada de lo que parece, mis dos hijas son muy activas entonces ellas dicen me gusta aquello o lo otro, y a mí se me ocurrió que tienen que saber y descubrir todo para luego poder decidir qué es lo que más le agrade. Siempre les digo que lo mejor es estudiar, explorar el mundo, las dos tienen mucha imaginación. Aprendieron a leer desde muy chicas. Ellas me ven y me preguntan “¿Qué estás leyendo papi?” o “¿Qué estás escribiendo?”. Ahí les doy algunos libros para que ellas los lean y disfruten, pero no intento sólo acercarlas a la literatura, sino que aprendan sobre todas las artes. Un consejo sería hacerse el tiempo necesario y llevar a los chicos a los museos, a las muestras que haya. Incluso cuando vamos a alguna feria, como la del Parque Centenario, vemos cuadros de artistas callejeros y los valoran mucho. Me parece de suma importancia que conozcan tanto el arte popular como el erudito. Porque eso dispara la imaginación, las ganas de leer, de escribir o de pintar.

Fito cuenta que las películas fueron la otra llave del conocimiento que utilizaron sus hijas. “Cuando eran niñitas, no concurrían al jardín de infantes ni habían sociabilizado aún con otros niños –explica- mirábamos películas en Youtube, sobre Julio Verne como “La vuelta al mundo en 80 días” con David Niven, o “Viaje al centro de la tierra”, “Furia de titanes”, el largometraje de “Cleopatra y Asterix” y otras películas de las décadas del 50’ y 60’, que estaban plagadas de aspectos fantásticos y mucha mitología. Así conocieron a Zeus, a Teseo, a Perseo y a Hércules. Y eso las llevó a despertar la inquietud por los romanos, los galos, la construcción de las pirámides y muchas otras temáticas disparadoras a través del cine”.

Pero como buen escritor (y lector, como su admirado Borges), Fito logró que sus hijas recurrieran al diccionario como a un fiel amigo. “Cuando están escribiendo y tienen alguna duda ortográfica, les digo que recurran a él”, subraya, y sobre el cierre de la charla, se anima a lanzar una propuesta, la misma que él disfruta a diario: “invito a las familias a que acompañen a sus hijos e hijas a descubrir mundos desconocidos, actuales y del pasado, para fomentar en ellos la creatividad y el gusto de expresarla a través de la escritura u otras disciplinas artísticas. Les puedo asegurar que es una experiencia compartida inolvidable”.

Queda claro que, desde siempre, nuestra comuna le viene aportando a la sociedad una gran cantidad de artistas en diversas disciplinas. Algunos trascienden las fronteras del barrio y a otros, como Fito, todavía los codeamos por las calles y los vamos descubriendo de a poco.

(*) Aichino es licenciada en Educación y directora de la Escuela 4 D.E. 20 “Félix de Olazábal”, de Lisandro de la Torre y Ramón Falcón.

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