En la Comuna 9 también fue rotundo el triunfo de Milei

La contundente victoria de Javier Milei sobre Sergio Massa en el balotaje del 19 de noviembre último transformó al polémico titular de La Libertad Avanza en el nuevo presidente argentino. El triunfo a nivel nacional de la fórmula Milei-Villarruel se replicó en casi todas las provincias argentinas, a excepción de Santiago del Estero, Formosa y Buenos Aires, donde se impuso el candidato de Unión por la Patria. Los números demuestran esa contundencia: 55.69% para Milei contra el 44.30 para Massa. Es decir, 11.39 puntos de diferencia.

Esa cifra, no obstante, resultó ser aún más categórica en el distrito porteño, donde el líder libertario se llevó el 57.24% de los sufragios, contra el 42.75% que alcanzó el actual ministro de Economía. Allí la brecha fue de 14.49 puntos de diferencia. La única comuna de la Ciudad de Buenos Aires en la que triunfó Sergio Massa fue la 8 -que integra a los barrios de Villa Soldati, Villa Riachuelo y Villa Lugano- y por menos de un punto: 50.44% a 49.55%. Como contrapartida, la mayor diferencia a favor de Milei se registró en la Comuna 2 (Recoleta), donde el futuro mandatario alcanzó el 72.23% de los votos, contra el 27.76% de Massa. Es decir, casi 44 puntos y medio de distancia.

Finalmente, en lo que respecta a la Comuna 9 -que agrupa a los barrios de Liniers, Mataderos y Parque Avellaneda- el triunfo de Milei se concretó con el 54.12% (59.128 votos) mientras que Massa obtuvo el 45.88% (50.107), lo que indica que hubo una diferencia de 8.24 puntos. En el distrito local el crecimiento del voto de Milei fue constante: 22.60% en las PASO, 23.10% en las generales y 54.12% en el balotaje; es decir que creció 31.52 puntos de agosto a noviembre. Por otra parte, el apoyo a Massa también creció, pero en menor escala: 26.2% en las PASO, 35.40% en las generales y 45.87% en el balotaje (19.67 puntos).

No obstante, una de las características más distintivas de la Comuna 9 fue el gran porcentaje de votantes, que ya había sido alto en octubre, pero que se superó en la segunda vuelta, donde se acercó a las urnas el 80.01% del padrón, es decir 114.192 vecinos, 127 más de los que lo hicieron en las elecciones generales. Ese crecimiento también ocurrió a nivel global en la Ciudad, aunque en menores porcentajes: en octubre se presentó a votar el 72% del padrón y en noviembre lo hizo el 75.45%.

Las repercusiones del resultado final arrojado en las urnas no tardaron en desplegarse. Por un lado, los vecinos que apoyaron con su voto al candidato libertario lo entendieron como un resultado lógico, al atribuirle de manera directa al actual ministro de Economía, como responsable de la coalición gobernante, las cifras que sacuden a la sociedad argentina: el 40% de pobres y la inflación interanual del 140%. En otras palabras, un voto que -en gran medida- no destacó las virtudes del candidato ganador, sino que surgió como consecuencia de la impericia de su contrincante.

Por su parte, a quienes le dieron su voto al exintendente de Tigre (e incluso a muchos de los no lo hicieron) les resultó llamativo que gran parte de la sociedad argentina apoyara a un candidato que durante la campaña prometió un ajuste brutal, la utilización de la “motosierra” para terminar con muchos de los derechos adquiridos y desterrar la obra pública; entre otros aspectos aún más drásticos y contundentes que, lejos de endulzar los oídos del votante, no hacían más que amedrentarlos. Lejos, incluso, del discurso de campaña de su antecesor más admirado, el riojano de Anillaco, que a diestra y siniestra insistía con la tentadora “revolución productiva”, aunque luego se empeñara en hacer todo lo contrario.

Como sea, lo que ocurra desde el 10 de diciembre con el flamante presidente, apuntalado por el exmandatario Mauricio -que es Macri-, no deja de ser una gran incógnita, que él mismo se está encargando de develar al anunciar un “feroz ajuste económico” y una “estanflación”. Será, tal vez, para que vayamos poniendo las barbas (o la peluca) en remojo…

Lic. Ricardo Daniel Nicolini

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