Periódico zonal del Barrio de Liniers para la Comuna 9
May 7, 2024 12:17 pm
Cosas de Barrio

El barrio entre botones, elásticos y pitucones

El recuerdo de las mercerías del Liniers de antaño

Por Daniel Aresse Tomadoni (*)

Hace unos días recordaba que mi querido Liniers contó con un rubro infaltable en todo barrio y me refiero al de las mercerías. En épocas en que la mujer permanecía más tiempo en el hogar, entre otras muchas tareas, coser, bordar, reformar y hasta emparchar, eran parte de su rutina diaria como ama de casa. Y para abastecerlas, hubo muchos locales dedicados a ese rubro.

En casi todos era común la buena atención, el conocimiento y, por sobre todas las cosas, la paciencia del comerciante. Tal vez uno de los más antiguos fue “El Cóndor”, el comercio ubicado en uno de los dos locales de la salida a la calle Ramón Falcón, de la Galería Liniers. Aún recuerdo su cartel luminoso con unas palabras que de chico me sonaban extrañas, como “vainillas” y “bonetería”, que luego supe que eran parte de los detalles de las prendas. Sobre la misma vereda, distante apenas unos metros, se encontraba la mercería “La Orquídea”. Y enfrente, durante décadas, funcionó la mercería Bongiorno, que luego se trasladó al local de Ramón Falcón y el pasaje El Mirasol, donde se mantuvo hasta hace poco tiempo.

Cada vidriera de estos locales era un potpurrí de colores, diseños y modelos, para todos los gustos y presupuestos. Tampoco faltaban los avisos escritos a mano en los que se ofrecían tareas complejas, tales como “se levantan puntos de medias”, o “se realizan zurcidos invisibles”.

“Casa Tena” sobre la calle Montiel, casi Ventura Bosch, se dedicaba al primero de estos menesteres. Cerca de allí, sobre José León Suárez, se encontraba la famosa “Mercería Gómez”. Don Gómez (que era vecino mío) contaba con un amplio surtido, en especial en materia de botones e hilos. De trato muy cordial, no había cliente que no saliera de su local con una compra.

A pocas cuadras de allí, sobre la actual colectora de la avenida General Paz, se encontraba una de las mercerías más surtidas de la zona: “Mercerías Lady”. Recuerdo su entrada con dos vidrieras a cada lado y un local amplio, atendido por una decena de empleadas ¿Qué es lo que más compraban en especial nuestras madres? Sin dudas tres artículos infaltables en casa: cierre de cremallera; “Mendafácil”, aquel parche que se pegaba con la plancha y cubría todo tajo producido en los pantalones de sarga producto de caídas en el colegio; y los elásticos, siempre presentes a la hora de los arreglos, sumado a algún hilo o determinado botón con algún color especial que hiciera juego con la prenda.

Si bien en la actualidad las modas y las costumbres cambiaron notablemente, las mercerías se mantienen vigentes porque siempre hay algo para coser, bordar o reformar en todas nuestras casas.

Gracias por permitirme compartir estos recuerdos con ustedes. Hasta la próxima.

 (*) Aresse Tomadoni es director general de “Relatos del viajero” y “Épocas del mundo” que se ofrecen a través de Youtube

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