Periódico zonal del Barrio de Liniers para la Comuna 9
May 1, 2024 8:10 pm
Cosas de Barrio

Cuando la educación es puro cuento

El escritor Daniel Posse, docente de Literatura del Tomás Espora, se apresta a lanzar su nuevo libro de relatos

Dice que haber trabajado algunos años en la sección Policiales del Diario Popular le sirvió como entrenamiento. “Me hizo conocer el trabajo disciplinado de decir ‘hoy escribo’. Y esa presión, ese hábito de sentarme y escribir, lo trasladé a la literatura”, asegura Daniel Posse, el escritor, periodista y docente que, a sus 56 años, está próximo a presentar su nuevo libro, titulado “Textos enajenados”.

“Son sesenta relatos que escribí durante la cuarentena y, casualmente o no, tienen un hilo conductor que es la enajenación. En todos ellos aparece, de una forma u otra, la locura. Pero además surgen temas como el grooming, el sexting y la violencia de género”, explica, en diálogo con Cosas de Barrio. Y luego aclara que “es un libro pensado para adolescentes y adultos, porque como docente me di cuenta de que, si bien hay mucho material literario que se puede usar para la aplicación de la ESI en los colegios, a nivel secundario no hay tanto. Y este texto los interpela y muestra las problemáticas que aquejan a los adolescentes. Además, allí también subyace el tema de la memoria, porque como diría García Márquez, pareciera que los argentinos sufrimos de la peste del olvido y eso nos lleva a cometer los mismos errores”.

Posse asegura que la pandemia le sirvió para potenciarse desde el encierro y relanzar su carrera de escritor. De hecho, en el 2021 su microrrelato “Circunstancia” fue seleccionado para formar parte de una antología en Valencia, España, con un éxito inusitado. “A partir de ahí -cuenta- comencé a participar en concursos en los que tuve la suerte de obtener varios reconocimientos, como el primer premio internacional de Cuento en Miami en el certamen de ‘La nota latina’, con mi cuento Alquimia, y otros dos premios en poesía, en Chile y en Cuba”. Toma un sorbo de café, sonríe y confiesa que “no solía mostrar mis poemas porque pensaba que eran muy malos, pero esos premios me ayudaron a sentirme más seguro en este camino que elegí”.

Daniel Posse nació en Aguilares, un pueblito del sur tucumano donde se crió. Allí estudió arte varios años, hasta que se dio cuenta de que lo suyo no iba por ahí. “Después me quise venir a estudiar cine a Buenos Aires, pero mi madre no estuvo de acuerdo. Entonces, como no me dio dinero para viajar, me vine a dedo. Cuando llegué tuve que dormir dos días en una plaza hasta que conseguí una pensión. Poco después encontré trabajo en una librería de la avenida Corrientes y opté por estudiar Comunicación, carrera en la que me gradué en la Universidad de Quilmes”, resume hoy, a más de tres décadas de aquella aventura.

El año pasado, el Honorable Concejo Deliberante de San Miguel de Tucumán lo declaró “Ciudadano ilustre de la Cultura”, y aunque hoy más de 1.200 kilómetros lo separan de su tierra natal, considera aquella distinción como un mimo al alma.

– ¿Qué huella identitaria de tu Tucumán natal conservás actualmente en tu escritura?

– En mis textos siempre aparece la montaña al oeste. De hecho, ese cerro lo sigo buscando hoy en Buenos Aires desde mi terraza en Flores Sur. Pero también me surgen vocablos, modismos. Creo que mi tucumanidad se manifiesta más cuando estoy enojado, puteo en tucumano (risas). Soy producto del desarraigo. Vuelvo periódicamente a Tucumán, pero el problema es que vuelvo buscando a aquel que fui y a los que eran. Y como dice Neruda, nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. Además, al tercer día de estar allá ya extraño Buenos Aires. Sin embargo, me costó mucho empezar a escribir textos ambientados acá. Recién el año pasado pude escribir uno que transcurre en Flores. En todo caso, los que sufrimos el desarraigo, siempre somos de aquí y de allá y, por qué no, del medio.

Aquel Tucumán de su infancia y adolescencia, explota en “De sueños y azahares”, su primer libro, en el que retrata los anhelos y desventuras de los ingenios tucumanos. “Lo escribí cuando tenía 19 años y fue mi puntapié inicial. Se vendieron más de 30 mil ejemplares y ahora se está traduciendo al portugués. Ese libro me abrió las puertas del mercado editorial para poder establecerme como escritor”, subraya.

Desde hace una década, a su profesión de periodista y escritor le agregó la de docente. “Soy profesor de Lengua y Literatura en el Colegio 13 Tomás Espora, de Liniers, el barrio con el que sueño con mudarme”, confiesa, y luego explica “amo lo que hago y logré conjugar mi trabajo como docente con mi espíritu creativo, porque una de las cosas que intento hacer en mis clases es enseñarles a los chicos a producir sus propios textos, para que se reencuentren con ellos mismos a través de su escritura”.

– Martín Caparrós suele decir que actualmente los periodistas y los escritores escriben para una rara entelequia de lectores que no leen ¿Coincidís?

– Sí, claro. Pareciera que cuanto más corto y efímero es un texto, mejor. Incluso esto también se ha impuesto en los que se usan en la escuela secundaria. Está esa tendencia de no darle tanto para leer a los alumnos por temor a que se aburran. No obstante, creo que todo depende del docente y de su destreza en la clase, en cómo le llega al chico, en cómo lo entusiasma para que lea. En tiempos en donde todo parece pasar por el whatsapp y por las redes sociales, pareciera que la literatura no tiene lugar, sin embargo, en las redes sociales también se hace buena literatura, claro que hay que buscar bien.

– ¿Libros en plataformas digitales o en papel?

– En papel, sin dudas. El ritual de leer un libro en papel, con su textura, con su olor, con sus marcas de lectura, es sumergirse en un universo único. No voy en contra de la tecnología, de hecho, está claro que los libros digitales son el futuro, pero creo que el soporte papel no se va a acabar nunca, porque ahí está la esencia de la literatura.

– ¿Cómo ves al barrio de Liniers? ¿Qué te enamora y qué le cambiarías?

– Liniers es un barrio en el que se vive la transición entre la periferia y la Ciudad, y a mí eso me gusta. Suelo ir mucho a la feria boliviana de José León Suárez, me recuerda al norte del que vengo. Hay olores, hay frutas, como el chilto, que lo llaman tomate de árbol, como la chirimoya, que me llevan a mi Tucumán querido. Pero ya en el sector Norte, donde está el 13, enfatizaría más la seguridad, la iluminación y la limpieza. Fui docente en el turno noche y cada vez que salía del colegio en invierno, llegaba con miedo a la parada del colectivo. Por otra parte, trataría de estimular más la educación en la zona, porque Liniers es un lugar donde se podría desarrollar un polo educativo interesante.

La actividad docente de Posse se vincula totalmente al barrio de Liniers. Allí, además de sus clases en el Colegio 13, de Gallardo y las vías del ferrocarril, dicta un Taller de Oratoria y Periodismo en la ONG Jaime Escalante, que maneja la comunidad boliviana radicada en el barrio. La conjunción entre el mundo del periodismo y el de la literatura la plasma en su canal de Youtube DEP Comunicación, en el que difunde el trabajo de escritores, artistas, comunicadores, educadores y productores culturales, a través de interesantes entrevistas.

En noviembre próximo saldrá a la venta “Textos enajenados” y en diciembre, su primer libro de poemas: “Las ciénagas”. Ambos serán presentados en el enorme patio central del Colegio 13. “Quiero que mis alumnos comprendan que ser escritor es un camino posible”, explica. Mientras tanto, está en plena producción de su próximo libro de relatos, titulado “El cerco de las cebollas”.

– ¿Acaso literatura y periodismo sean la misma cosa?

– De no ser por el concepto de “verdad” que define al periodismo, probablemente lo sean. En lo personal, no tengo claro dónde está el límite, porque vivimos en un mundo donde la realidad supera holgadamente a la ficción.

Ricardo Daniel Nicolini

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