Periódico zonal del Barrio de Liniers para la Comuna 9
October 3, 2024 7:36 pm
Cosas de Barrio

Techo de cielo

Su mirada apagada se pierde en el enorme paredón de la vereda de enfrente. Allí no hay nada que le llame la atención. Ni los graffitis de letras desparejas, ni la pintura descascarada, ni el cartel de “se vende”, que se mantendrá impávido en su sitio hasta que algún inversor decida transformar ese lote en un nuevo edificio. Sabe que mirar sin ver es, al menos, una forma como cualquier otra de hacer pasar el tiempo.

Está sentado en un colchón raído y mugriento. Sólo eso lo separa de la vereda. Bajo el techo de la ochava, una bolsa de consorcio amontona lo poco que le queda. Todo lo demás (los recuerdos, sus sueños, las broncas, sus pesares) deambulan insistentes por su cabeza.

Aunque tiene nombre -Juan se llama- para los funcionarios es un número, y para gran parte de la sociedad, ni siquiera eso. Hace unos meses que está en la calle y pasa las noches alternando entre esa ochava de Liniers y la zona de cajeros de un par de bancos linderos a la Estación. Todavía no se acostumbra a esa realidad, pero sin trabajo, sin techo y sin esperanzas le resulta imposible pensar en algo mejor.

Su situación es un calco de la de otros que están en su misma condición. Pero sabe que al menos sus padecimientos están curtidos por el tamiz de los años, no como los de aquellos chicos que también tienen la calle como único cobijo posible. Lo consuela pensar que los suyos, a quienes no ve hace tanto, al menos duermen bajo techo. O eso cree.

De un tiempo a esta parte, la gente en situación de calle parece haberse convertido en un elemento más del paisaje urbano. Su presencia sombría y abatida sobre las veredas los vuelve imperceptibles para gran parte de la sociedad, que los asume como una consecuencia lógica de los tiempos que corren, donde el poder del dinero divide entre incluidos y excluidos.

Aunque muchos los eviten, los ignoren o prefieran no verlos, ellos están allí, en el último escalón de la pirámide social, de donde no se puede seguir cayendo porque más abajo no hay nada. Y cada vez son más.

Según lo informado a fines de marzo pasado por el Indec, durante el segundo semestre del año pasado la pobreza alcanzó al 39,1% de la población argentina, en la que otro 8,1% es indigente. Dicho de otra forma, en nuestro país conviven 18.679.605 pobres y 3.859.816 indigentes. Esto significa que en el último semestre hay 1,4 millones de pobres nuevos en la Argentina.

Pero eso no es todo. Aún hay un dato que resulta más crudo y agobiante. En su informe semestral el Indec destaca que el mayor índice de pobreza se concentra en la población de menor edad: el 54,2% (más de la mitad) de los niños y niñas de la Argentina, de entre 0 y 14 años, es pobre.

Estas cifras, no obstante, resultan más atenuadas si se las compara con las arrojadas por Unicef Argentina, que asegura que, en el país, dos de cada tres niños son pobres o están privados de derechos básicos, como el acceso a la educación, la protección social, a una vivienda o un baño adecuado, al agua potable o a un hábitat seguro.

Suele decirse que los números son fríos, sin embargo, estas cifras queman, duelen, aterrorizan. Las consecuencias de una inflación galopante y una economía sin rumbo castigan a la sociedad en su conjunto, pero impactan de lleno en los que menos tienen. Y entre ellos, los niños -en otras palabras, el futuro- son los más perjudicados.

El sol tibio del otoño ya se escondió tras la General Paz, y un viento frío anuncia la llegada de una noche tan larga como incierta. Otra más. Juan desgaja con precisión quirúrgica una mandarina y piensa. Siempre piensa. Como tantas otras veces proyecta sus recuerdos en el enorme paredón de enfrente. Allí se entremezclan sus momentos más felices. Se ve prolijo, atildado, rozagante, riendo en compañía de sus hijos. Sabe que ese es él, no este otro que flota sobre un colchón raído y maloliente. Fija la vista en el paredón y ríe, ríe a carcajadas como reía cuando era niño. Solo entonces, por un instante, Juan recupera su dignidad.

Lic. Ricardo Daniel Nicolini

cosasdebarrio@hotmail.com

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