Periódico zonal del Barrio de Liniers para la Comuna 9
April 23, 2024 8:13 am
Cosas de Barrio

El arte de combinar los sonidos tamizados con la nostalgia

El recuerdo de los viejos conservatorios de música en el Liniers de antaño

Por Daniel Aresse Tomadoni (*)

Días pasados, y ya con un poco más de tiempo libre en mi vida, comencé a realizar un balance de las actividades que dejé de realizar hace décadas, entre ellas, estudiar piano. Con cierta dosis de nostalgia, resolví enviar a reparar mi teclado eléctrico y retomé con las clases casi desde cero, como un chico que recién incursiona en la música. Fue entonces que recordé nuevamente mi infancia en Liniers, cuando prácticamente se imponía en el hogar, ocupar esos momentos de ocio de nuestra infancia con actividades extraescolares, en detrimento, claro, de las tardes de bicicleteadas, pelota, calle y tele.

Como si no alcanzara el colegio, el catecismo, la “maestra particular”, inglés y los deportes en el Club Liniers, se sumaban entonces horas de piano y solfeo para los varones y danzas para las niñas. Para ello, las numerosas academias, clubes y sociedades de fomento del barrio brindaban esas horas que nuestros padres abonaban con gusto, aunque a muchos de nosotros, lo confieso, nos aburrían.

En las tardes, generalmente de los días que no teníamos catecismo, con las partituras bajo el brazo, papeles y algún bolígrafo, ingresábamos a esos templos del arte y la cultura. Claro que a veces la concurrencia era multitudinaria y habiendo un solo y destartalado piano, hacíamos cola para ejecutar de la manera más digna posible, aquella melodía que nos habían asignado como tarea.

Aún recuerdo los conservatorios más relevantes del barrio de Liniers: el Schubert, ubicado en la esquina del pasaje El Mirasol e Ibarrola; el Fracassi, a cargo de la querida Marina de Alonso, en Ibarrola entre José León Suárez y General Paz; o el Williams, en el pasaje El Rastreador. Todos ellos iniciaban al futuro músico (o al estudiante con tiempo libre) de cero, y para eso era indispensable introducirlo en Teoría y Solfeo, para recién -con suerte- tocar las teclas de un piano un año más tarde. Aquella época me recuerda a la serie “Fama”, donde solían mezclarse los alumnos de piano y de guitarra, con los cantantes que soñaban ser Frank Sinatra o Tony Benett. Claro que todo era paciencia y tesón por ambas partes. Siempre admiré el temple que esos profesores tuvieron con nosotros, porque, muchas veces, terminaban enajenados.

Han pasado ya muchos años y por suerte, las técnicas musicales son totalmente distintas en el aprendizaje de los diversos instrumentos, facilitándome retomar las clases que hace mucho, dejé en algunas de estas inolvidables escuelas de música, en mi querido Liniers. Hasta la próxima y muchas gracias por permitirme compartir mis recuerdos.

 (*) Aresse Tomadoni es director general de Multinet (Radnet/La Radio, El Viajero TV, Club de Vida TV)

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