Periódico zonal del Barrio de Liniers para la Comuna 9
May 8, 2024 4:08 pm
Cosas de Barrio

Grandes bibliotecas de la historia

Hoy, la biblioteca el rey Asurbanipal, la primera de la antigua Mesopotamia asiática

Por la Alejandro Andrés Bressi (*)

Tal como ocurriera en la pasada edición de Cosas de Barrio, les propongo desde este espacio retornar a los primeros grandes “centros mundiales del saber”, esos lugares donde los sabios eran los reyes y los reyes sus discípulos. Descubramos esos almacenes de antigua sabiduría cuya grandeza no pudo salvarlos de la destrucción.

Hoy los invito a recorrer la primera biblioteca en la Antigua Mesopotamia asiática de la que se tuvo noticias. Fue creada por los asirios. Nos referimos a la del rey Asurbanipal (669 – 627 a.C.). Estaba situada en la ciudad de Nínive (hoy Irak) y fue descubierta a mediados del siglo XIX por una expedición a cargo de los arqueólogos y asiriólogos británicos Austen H. Layard y H. Rassam, quienes la hallaron dentro de los muros del palacio real.

Allí se encontraron unos 30.000 fragmentos de tabletas de arcilla enterradas en las ruinas a las que quedaron reducidos el palacio real y la ciudad entera, cuando en el año 612 a.C. los medos y los babilonios la conquistaron conjuntamente. El contenido temático de las tabletas versaba sobre diversos temas: exorcismo, recetas médicas y presagios de diversos temas, pero la proporción mayor contenía textos literarios.

Su descubrimiento aceleró el desciframiento de la escritura cuneiforme y sorprendió a los estudiosos y curiosos cuando se supo que, entre las tabletas, había unas que contenían el “Poema de Gilgamés”, el más antiguo de la humanidad, y en el que se hablaba del diluvio, que inmediatamente se asoció con el narrado por la Biblia.

Asurbanipal mostró una afición muy superior por los textos antiguos. Poseía una tremenda capacidad para descifrar el sumerio y el acadio, y profundos conocimientos en matemáticas y astrología, pero lo más increíble era su erudición en las ciencias oscuras. Organizó un escritorio en su palacio en el que se copiaron muchos textos, con muy buena caligrafía y cuidadoso esmero. Su estima por ellos se veía reflejada, por ejemplo, en los colofones de las tabletas, donde a veces se indicaba simplemente que eran de su propiedad, pero en otras figuraba este pretencioso texto:

“Palacio de Asurbanipal, rey del mundo, rey de Asiria, que confía en Asur y en Ninlil; quienes proporcionaron finos oídos y aguda perspicacia, lo mejor del arte del escriba, que ninguno de mis antecesores lo consiguió, la sabiduría de Nabu, los signos de la escritura, todos los que han sido inventados, los he escrito en estas tabletas. Los he ordenado en series, las he colacionado y las he colocado en mi palacio para mi real contemplación y lectura. Tu señorío no tiene igual, Asur, rey de los dioses. Cualquiera que remueva la tableta y ponga su nombre junto al mío, derríbenlo, contrariados y enfadados, Asur y Ninlil, y hagan desaparecer su nombre y su especie de la tierra”.

El colofón, utilizado hasta la invención de la imprenta como el medio de identificación de las obras, fue uno de los aportes más importantes de los mesopotámicos al libro y a las bibliotecas. Los datos que contenía facilitaron su catalogación, clasificación, ordenamiento y rápida recuperación de su localización.

Apuntes de viaje

El Poema de Gilgamés ocupaba 12 tablillas.

A Gilgamés se lo conoce como el héroe que venció a la muerte (Siglo XXI a.C.). En un tramo del poema, puede leerse: “La pena ha entrado en mi corazón. Temo a la muerte, y por eso ando errante por la estepa” (Epopeya de Gilgamesh IX.5).

Aún se conserva un registro en el que constan 1.441 tabletas de arcilla y 69 series de tabletas de madera enceradas, que ingresaron en la biblioteca en un plazo relativamente corto, de dos meses.

En aquella época no había bibliotecas públicas, pues no tenían sentido en una sociedad dónde sólo sabían leer y escribir los miembros de un grupo minoritario, como lo eran las autoridades del palacio….

Nos encontramos en la próxima entrega. Y recuerden que recibimos sus consultas, sugerencias y opiniones en el correo electrónico: alejandroandresbressi@gmail.com.

(*) Bressi es vecino de Liniers, bibliotecario profesional, exresponsable de la Biblioteca José Hernández, profesor de inglés, historiador e investigador de las grandes bibliotecas de la historia.

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