“La tradición familiar”, lo que más nos vincula afectivamente al barrio

Así lo expresan los resultados de la última encuesta digital de Cosas de Barrio
De acuerdo con la opinión de la gente que durante el último mes participó de la encuesta digital que Cosas de Barrio realizó en su sitio de Internet (www.cosasdebarrioweb.com.ar), el 41 por ciento de los votantes aseguró que lo que más lo vincula afectivamente a su barrio es la tradición familiar; otro 22 %, sostuvo que el vínculo más directo se establece a partir de un club de fútbol; el 15 % se inclinó por la proximidad con sus amigos; otro 12% destacó la calidez de los vecinos; mientras que el 10% restante dijo que el principal vínculo que lo liga con su barrio se apoya en la tranquilidad de sus calles (ver gráfico).
En total, en esta nueva edición de la encuesta realizada vía Internet por este medio, participaron un total de 1.771 vecinos.
Más de cuatro de cada diez participantes de esta encuesta subrayó que la tradición familiar es lo que lo mantiene vinculado con su barrio. Y la afirmación tiene lógica, porque tanto Liniers, como Mataderos y Parque Avellaneda son barrios en los que diversas generaciones de una misma familia han sentado sus raíces para establecerse. Resulta habitual, incluso, encontrar vecinos que aseguran vivir en la misma casa que habitaron sus abuelos y hasta sus bisabuelos. De allí que recorrer las calles, las plazas y los paseos del barrio, tenga un condimento especial para todos ellos. Esta característica, no obstante, no se replica con la misma intensidad en otros barrios porteños.
En segundo lugar, con el apoyo de algo más de dos de cada diez votantes, aparece la opción del club de fútbol como un ineludible punto de unión con el barrio. Y en el ámbito de la Comuna 9 este vínculo se establece a partir de dos instituciones señeras que son, tal vez, el sinónimo más directo que las relaciona al barrio al que pertenecen: Vélez Sarsfield y Nueva Chicago, ambos con más de un siglo de historia en el entramado barrial.
Queda claro que hablar de Vélez es hablar de Liniers: “Soy del barrio de Liniers…”, se ufanan sus hinchas en uno de sus himnos tribuneros, en una clara señal de pertenencia. Y es cierto, muchos de los vecinos oriundos del barrio visten la V azulada en el pecho, igual que las generaciones que los precedieron. Lo mismo ocurre con Nueva Chicago, club para el que el barrio de Mataderos es su patria chica. Haber nacido en el barrio y no ser hincha de Chicago es poco menos que un sacrilegio.
Algo más abajo en la predilección de los votantes, surge la proximidad con los amigos. Y es que un barrio, como primer entramado del tejido social, es el encargado de establecer los primeros lazos afectivos (¿los más entrañables?) después de la familia. Allí se forjan amistades que, en ocasiones, son capaces de mantenerse inalterables durante toda la vida. Muchas de ellas surgen en la escuela, y más adelante florecen otras en la cuadra, en la plaza o en el club. Pero en cualquier caso son capaces de echar raíces que hacen del barrio un sinónimo de pertenencia del que no es tan sencillo separarse.
En ese sentido, no parece ser casual que un escalón más abajo, con el 12% de adhesión, surja la opción “la calidez de los vecinos”. Mientras que hasta hace algún tiempo muchos vecinos trascendían su condición para pasar a ser considerados “amigos”, hoy la relación parece ser más distante. Es que, aunque los barrios de la Comuna 9 conserven en parte su fisonomía tradicional, el avasallador desembarco de edificios y complejos habitacionales rompió la dinámica de las casas chorizo, los PH y las casas bajas donde la relación entre vecinos era permanente y habitual. Hoy, no obstante, ese vínculo se transformó en esporádico y, en ocasiones, resulta inexistente.
Tal vez por eso la opción menos votada fue “la tranquilidad de sus calles”. Actualmente cualquier barrio porteño se mueve al compás de un ritmo frenético, totalmente alejado de la tranquilidad de “la hora de la siesta” que dominaba las tardes hasta hace algún tiempo. Como sea, tanto Liniers como Mataderos y Parque Avellaneda aún guardan oasis de mansedumbre pueblerina que merecen ser disfrutados.
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