Cuando la magia y la ilusión cabían en un par de zapatos

El recuerdo inolvidable de la jornada de Reyes en el Liniers de los años 60’ y 70’
Por Daniel Aresse Tomadoni (*)
“Los niños miran y miran en la vidriera encantada, como se escapan sus sueños a través de sus miradas”. Parafraseando esta hermosa canción del dúo “Vivencia”, vienen a mi memoria aquellos días inolvidables de mi infancia, previos a la festividad de los Reyes Magos. Seguramente, como en mi caso, varios de los lectores han tenido la oportunidad de entregarles en mano a los Reyes Magos, la cartita con el detalle del anhelado regalo que esperábamos recibir junto a los zapatitos. Tras la noche de epifanía. Por aquellos años, los tres magos de Oriente solían estar presentes en los días previos en las grandes tiendas del Centro, como Harrod’s o Gath & Chaves. Pero cada tanto, también solían acercarse a Liniers, para recorrer la gran cantidad de jugueterías que habitaban el centro comercial, y entonces la festividad cobraba un brillo especial.
En esos días previos, las vidrieras exhibían sus “especialidades”. Así, Carchena, Canaglia y Viturro, nos hipnotizaban con sus triciclos, bicicletas, coches y kartings a pedal; La Rosa, Casa Pareja, Mercas, Ed Ra y Babsy, lucían sus muñecas y juguetes varios para todas las edades: Para los chicos más sofisticados, Lullubelle ofrecía productos de aeromodelismo, modelos de aviones y barcos a escala para armar y el furor de mi infancia: el Scalextric.
Claro que también estaban los otros, los que eran felices con despertarse y encontrar sobre sus zapatos un hermoso equipo con la camiseta, pantalón, medias y botines con los colores de su equipo de fútbol. Y si “los Reyes” se estiraban un poco más, entonces también aparecía la esperada N° 5… Por aquellos años, las casas de deportes como King’s Sport, City Sports, Winograd o Helueni Sports, superaban todas las ventas del año despachando estos equipos.
Y los que éramos ávidos de lectura, siempre recibíamos algún libro de cuentos o de aventuras, que seguramente la Librería Belgrano o Zeus exhibían en sus vidrieras. Claro que si bien había variedad y precios para todos los bolsillos, jugaba a favor el hecho de no existir colecciones de muñecos con personajes de los comics onerosos, como ocurriría con las generaciones siguientes.
Pero en aquellos años 60’ y 70’, hubo una vidriera en Liniers que era mágica y casi inalcanzable. En la Galería Crédito Liniers, Casa Sulan -agente de las máquinas de tejer Knittax- introdujo un producto que nos fascinó: en un local acondicionado especialmente, armaron toda una ciudad con puentes, vuelta al mundo y edificios con los bloques Rasti. Era un mundo mágico de luces y movimientos, totalmente diferente a lo conocido hasta ese momento en ese tipo de juguetes.
Como sea, ese día era nuestro día y el regalito nos llegaba en esa noche única e inolvidable. Para entonces, las vidrieras de las jugueterías de Liniers quedaban vacías de juguetes que seguramente encontraron destinatarios felices con su regalo tan esperado. Hasta la próxima y a no olvidarse de dejar los zapatitos, junto al agua y el pasto para los camellos.
(*) Aresse Tomadoni es director general de Multinet (Radnet/La Radio, El Viajero TV, Club de Vida TV)
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