Periódico zonal del Barrio de Liniers para la Comuna 9
April 27, 2024 9:35 pm
Cosas de Barrio

Adiós al flequillo de la nostalgia

Desde siempre. este espacio suele estar dedicado a algún tema o problemática barrial que tenga una injerencia directa sobre la comunidad local, en la que Cosas de Barrio toma partido y fija su posición al respecto. Lo que comúnmente se conoce como nota editorial. Sin embargo, en esta oportunidad, la opinión -la mía y la de quienes componemos este medio- estará teñida de nostalgia y se apoyará en la figura de alguien que en su larga y fecunda vida no tuvo un vínculo directo con ninguno de los tres barrios que integran la Comuna 9, a los que habitualmente se dirigen las páginas de Cosas de Barrio. Ni siquiera tangencialmente. Así y todo, logró forjar desde la pantalla chica y desde los escenarios en los que se presentaba, toda una batería de gestos, expresiones y modismos, que muchos de nosotros -que lo disfrutamos desde nuestra más tierna infancia- aún hoy replicamos naturalmente.

Por eso, y por el agradecimiento eterno que le debemos a quien siempre estuvo dispuesto a regalarnos irrepetibles momentos de felicidad, hoy este espacio tiene forma de carta y está dirigido al inolvidable Carlitos Balá: 

Para qué mentirte, Carlitos. La verdad es que hoy no estoy un kilo y dos pancitos. Sí, sí, te escucho una situación, sé que es la ley de la vida y que eso de la eternidad no aplica para los ídolos de carne y hueso. Pero te fuiste sin avisar Carlitos, y yo te estaba esperando para tomar la leche… Claro que no hay que aflojar, que hay que darle para adelante porque el movimiento se demuestra andado, pero a veces cuesta arrancar…, 

Vos sabés que estuve a esto de entrar a la fiesta de mi casamiento al compás de “Aquí llegó Balá”, hubiera sido apoteótico, fabulósico. Y eso que sólo hablamos una vez, hace veintipico de años, cuando una mañana, desde la radio, se me ocurrió llamarte para entrevistarte al día siguiente. “Es hora de que produzcan sus propias notas”, disparó en el estudio y sin lugar al reclamo, un parco Luis Garibotti. Entonces marqué el número de tu casa y me atendiste vos. No podía creer que del otro lado tenía al tipo al que le debía gran parte de las alegrías de mi infancia. Te pregunté si podía sacarte al aire al otro día, pero cuando te dije que el programa salía temprano y que la entrevista debía ser antes de las 8, me contaste que Martha, tu señora, a esa hora todavía dormía y que seguramente se despertaría con el sonido del teléfono. Entonces me pediste el número de la radio y te ofreciste a llamar vos. Te confieso que no me cerró mucho la idea, te lo pasé sin muchas expectativas porque pensé que era una excusa para cerrar amablemente aquella conversación. Pero me equivoqué. A las 7:45 del día siguiente estabas tratando de convencer a la productora de que efectivamente eras Carlitos Balá y que te habías comprometido con Ricardo Nicolini en hacer “antes de las 8” una entrevista en vivo…

Y hoy estoy moqueando como cuando te homenajearon en la entrega de los Martín Fierro y volviste a dibujar el gestito de idea en la pantalla de la tele. Entonces carraspeo para aclarar la garganta y, no sé cómo, pero te escucho carraspear a vos también. “¡Último!”, me susurrás desde alguna parte. Perdoname Carlitos, pero hoy no voy a poder dormir sin frazada, permitime taparme bien, hasta arriba de todo, y soñarte –y soñarme- con flequillo y pantalones cortos, volviendo del cole apurado para hacer la tarea y dejar todo listo para deleitarme con “un servidor”. O esperar a papá a que llegue del trabajo y, del otro lado de la puerta, pedirle con mamá que se identifique, y entonces escucharlo golpear la contraseña a la perfección “Tá-tararata”. “¡Balá!”, decimos a coro de este lado y entonces sí le abrimos…

Saborear las lágrimas me permitió comprobar lo obvio: hoy finalmente descubrí en carne propia qué gusto tiene la sal. Ando con ganas de subirme al 39, a ver si te encuentro apretado entre la gente y te escucho improvisar un chiste, como para que el nudo en la garganta se me vuelva una sonrisa… Ya sé, mejor voy a sacar a pasear a Angueto ¿me lo prestás una vueltita manzana? Vos también podés venir, Carlitos. Porque los ídolos de la infancia –que son los de toda la vida- jamás nos abandonan.

Lic. Ricardo Daniel Nicolini

cosasdebarrio@hotmail.com

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