La caída de ventas es notoria en los comercios y emprendimientos del barrio

Así lo expresan los resultados de la última encuesta digital de Cosas de Barrio

De acuerdo con la opinión de la gente que durante el último mes participó de la encuesta digital que Cosas de Barrio realizó en su sitio de Internet (www.cosasdebarrioweb.com.ar), el 54 por ciento de los votantes aseguró que; en lo que va del año, sus ventas bajaron bastante; otro 37% expresó que “bajaron”; apenas un 6%, sostuvo que aumentaron; mientras que apenas el 3% restante cliqueó en la opción “Se mantuvieron estables” (ver gráfico).

En total, en esta nueva edición de la encuesta realizada vía Internet por este medio, participaron un total de 1.923 vecinos.

A diferencia de otros muestreos anteriores, en esta oportunidad la encuesta apeló a la participación directa de los comerciantes y emprendedores barriales, que se dedican a la venta de productos o servicios en el ámbito local, ya sea a través de locales a la calle o mediante plataformas digitales. En ese sentido, en el ámbito de la Comuna 9 confluyen dos importantes centros comerciales a cielo abierto: el de Liniers, con epicentro en la avenida Rivadavia, Ramón Falcón y alrededores; y el de la avenida Juan B. Alberdi y adyacencias, en Mataderos. Pero además, sobre la avenida Emilio Castro, desde General Paz hasta Lisandro de la Torre, se despliega un importante escenario gastronómico con diversas propuestas en materia de restaurantes, bares, cafés, cervecerías y heladerías.

Todo ese vasto conglomerado comercial local es esencialmente visitado por vecinos de la zona, y los resultados de esta encuesta no hacen más que poner sobre el tapete una realidad que resulta elocuente: más de nueve de cada diez votantes aseguraron que sus ventas cayeron en lo que va del año, y tan sólo el 6% sostuvo que crecieron.

Estas cifras parecen ir en línea con el reciente informe elaborado por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), en el que asegura que “las ventas minoristas de las pymes descendieron un 7,3% anual durante el pasado mes de abril, a precios constantes, y acumulan una caída de 18,4% en el primer cuatrimestre del año”. No obstante, señala también que “en la comparación mensual desestacionalizada, repuntaron un 1,6%”.

En ese sentido, el informe advierte que “el comercio minorista sigue sintiendo la dinámica decreciente del poder adquisitivo de los consumidores, que han recortado gastos en todos los rubros. El único sector que salió de esta tendencia es indumentaria y textil, favorecido por tres razones: la proliferación de ofertas; por la muy baja base de comparación -ya que el ramo viene muy debilitado desde la pandemia- y por la desaceleración de los precios en este rubro en particular”.

La clave de esta marcada caída en las ventas se centra en la pérdida del poder adquisitivo de la población -tanto sea en el sector asalariado como en la clase pasiva- que siempre corre desde atrás al índice de inflación, lo que inexorablemente deriva en una recesión que impacta de manera directa en el sector mercantil y que se mantuvo como una constante durante los cuatro primeros meses del año.

En ese complejo cuadro de situación, tener abierto un comercio en la actualidad supone una verdadera aventura cuyo final feliz se parece mucho a una utopía. El sólo hecho de levantar la persiana supone afrontar el costo del alquiler y el de los servicios, cuyas tarifas han explotado en los últimos meses y, en muchos casos, se tornan insostenibles. A eso debe sumársele los sueldos de los empleados, y todo en un marco de recesión que hace que las ventas sean inversamente proporcionales a los gastos.

Tal vez el caso más elocuente para reflejar la crisis que atraviesa el sector mercantil, sea el de las galerías y paseos comerciales, donde además de los costos mencionados se suma el de las expensas. Allí los locales abiertos son casi los mismos que los cerrados, en los que se exhibe el cartel de “se alquila”, con boletas de servicios acumuladas detrás de la puerta de blindex.