Tres de cada cuatro personas aseguran tener el hábito de separar los residuos en su casa

Así lo expresan los resultados de la última encuesta digital de Cosas de Barrio

De acuerdo con la opinión de la gente que durante el último mes participó de la encuesta digital que Cosas de Barrio realizó en su sitio de Internet (www.cosasdebarrioweb.com.ar), el 59 por ciento de los votantes aseguró que tiene adquirido el hábito de separar los residuos en su casa; otro 23 %, por el contrario, expresó que no lo hace; mientras que el 18% restante señaló que sólo lo hace “en ocasiones” (ver gráfico).

En total, en esta nueva edición de la encuesta realizada vía Internet por este medio, participaron un total de 1.844 vecinos.

La correcta gestión de los residuos es hoy uno de los desafíos más grandes a nivel mundial. Y Buenos Aires no es ajena a esa problemática que requiere mejores políticas pero también creatividad y participación. En ese sentido, el Gobierno porteño intenta reforzar su plan de reciclado con la puesta en marcha de un programa integral que apunta a lograr que el 80% de los vecinos separe en sus casas los residuos húmedos de los secos, que son los que pueden reciclarse.

Así, quienes viven en casa o en un departamento sin encargado, o son pequeños comercios, pueden llevar sus reciclables al contenedor verde, a la campana o al punto verde más cercano. Para ello, ya existe un contenedor verde o campana a menos de 150 metros de cada hogar. Y para quienes viven en edificio con encargado, o los comercios, empresas o instituciones, los recuperadores urbanos pasan a buscar sus reciclables para llevarlos a alguno de los 16 centros verdes que hoy tiene la Ciudad. Allí, los residuos se clasifican y se enfardan para luego ser reinsetados en la industria.

Buenos Aires es una de las pocas ciudades del mundo que tiene una gestión social de residuos secos. En el sistema se desempeñan doce cooperativas y 6.500 trabajadores (entre recuperadores urbanos, promotoras y operarios de logística y de centros verdes). A lo largo de los años el esquema se fue formalizando con un marco de organización, una estructura de trabajo y la inclusión en el sistema productivo.

La ciudad cuenta también con un Centro de Reciclaje que funciona en Villa Soldati, donde se procesa la totalidad de los residuos áridos (unas 2.500 toneladas diarias de escombros y restos de construcción); los forestales (poda); una pequeña parte de los orgánicos (principalmente de hoteles y restaurantes) y también botellas PET. Todos residuos que antes iban al relleno sanitario. Además, existen tres plantas MRF (Material Recycling Facility) en las que se recicla el material de una forma mucho más eficiente.

No obstante, todo este proceso exige una profunda transformación cultural que ayude a repensar costumbres e incorporar hábitos. Por eso uno de los puntos del Programa es la concientización puerta a puerta en toda la Ciudad, capacitaciones a los encargados de edificios, el lanzamiento de la “red de economía circular” y la continuidad del programa Escuelas Verdes, que ya tiene más de diez años.

Pero además, es preciso ordenar la normativa vigente, promover acuerdos para la reducción en el uso del plástico y fomentar el control de la separación en origen por parte de los vecinos. Así como se avanzó con la eliminación de bolsas de plástico livianas y de sorbetes y con la ley de pilas, ahora es momento de trabajar con la industria y los comercios porteños.

En la Ciudad se generan todos los días cerca de 7.500 toneladas de residuos. Eso equivale por mes a la cantidad de basura que podría cubrir la Plaza de Mayo con una montaña de 32 metros, o toda la 9 de Julio con una capa de residuos de un metro de altura.

Actualmente, alrededor del 56% de esos residuos son recuperados. Pero no es suficiente. De nuestra conducta ecológica depende el futuro de la humanidad y aún estamos a tiempo de salvarla.