¿PARA QUÉ HACER LAS TAREAS SI NO ME VAN A CALIFICAR?
La educación en tiempos de cuarentena. El seguimiento y la evaluación del cuerpo docente
Por la Lic. Vanesa Aichino (*)
Ya han pasado tres meses desde la suspensión de las clases presenciales, aquel 16 de marzo quedó muy lejos en el almanaque. Este tiempo, tanto los chicos y chicas como las familias y los docentes, lo fueron transitando de manera errática, llenos de incertidumbre. Planificar, replanificar, pensar más que nunca en un trabajo cooperativo, cúmulo de videollamadas y videoconferencias, mails, plataformas. En síntesis, un cuadro de padres y maestros agotados pero que no bajan los brazos.
Momento complejo en sí mismo tanto para las familias como para los docentes en el que se plantean varios interrogantes ¿Deben enseñar los padres? ¿Cuentan con los conocimientos necesarios? ¿Qué pasa con las materias curriculares? ¿Deben los padres y madres transformarse en artistas plásticos, músicos, matemáticos, etc.? ¿Cómo enseño tales contenidos? ¿Cómo llego a todos los hogares? Si pruebo con este programa o platafoma educativa ¿podrán acceder los niños y niñas? En fin, se presenta un sinnúmero de planteos. Concurrir a la escuela daba certidumbre, seguridad, confianza. Pero ahora nos invadió la incertidumbre.
El 5 de mayo el Ministerio de Educación e Innovación de la Ciudad de Buenos Aires dictaminó la Resolución N° 1577 en la que modifica la agenda educativa eliminando las fechas de cierres de los bimestres, en concordancia con lo dictaminado por el Ministerio de Educación nacional. De esta forma, no se entregarán boletines ni habrá calificaciones. Al escuchar esto los chicos y chicas comenzaron a preguntarse ¿Tengo que hacer las actividades? ¿Para qué las hago? Preguntas válidas si no se cuenta con la información suficiente ¿Estudiamos por la “nota” o para aprender? Pero esa incógnita, por su complejidad, sería un tema a tratar en otro informe.
Es importante destacar qué determina la norma. Se establece un seguimiento descriptivo de los alumnos y alumnas de todos los niveles educativos de gestión estatal y privada al 30 de junio, fecha establecida como cierre del cuatrimestre. Los docentes junto a los equipos de conducción, llevan un registro sistemático de los grupos a su cargo, a través de instrumentos creados por cada institución y avalados por las supervisiones. Se armaron listas de cotejo, rúbricas, planillas de seguimiento de asistencias a videoconferencias o videollamadas, etc. Allí se registran fehacientemente las devoluciones de los trabajos de los alumnos. Los maestros armaron un portfolio virtual o en papel de cada niño o niña donde incorporan las actividades recibidas. El propósito es dar cuenta de cómo va transitando cada alumno/a esta etapa. También se registran las dificultades de acceso a internet, los dispositivos con los que trabajan los chicos (si es celular o computadora), se hace una valoración del proceso pedagógico desarrollado de forma remota, sin calificación.
La valoración pedagógica permite conocer los avances y las dificultades que los alumnos vienen experimentando. Se trata de una evaluación cualitativa no cuantitativa (sin nota numérica) y descriptiva considerando si los estudiantes han podido sostener el lazo con la escuela y sus docentes; si están consiguiendo acceder a las propuestas de enseñanza, resolviendo las actividades planteadas, si pueden preguntar, plantear dudas, opinar, expresar sus sentimientos, darle la misma importancia a las distintas áreas o materias y realizar las actividades educativas con autonomía, solos o con otras personas que estén acompañándoles. Desde las instituciones se busca que las propuestas de enseñanza continúen apuntando a fortalecer el vínculo pedagógico con cada estudiante, teniendo en cuenta la situación particular que atraviesa cada familia y la sociedad.
Este seguimiento y valoración pedagógica serán presentados a las familias por los canales de comunicación establecidos por cada institución. Cada escuela creará un documento donde se volcarán los aspectos mencionados apuntando tanto a las propuestas y objetivos académicos como a los procesos de cada estudiante en esta etapa.
¿Es necesario que los niños y niñas hagan las actividades? La respuesta es sí, si bien no se califica, se hace un seguimiento que se complementará con otras instancias de evaluación presencial que serán definidas oportunamente, ratificando o rectificando lo expresado en el documento de valoración pedagógica. Todas las actividades solicitadas por los docentes y desarrolladas por los chicos y chicas son válidas y serán retomadas en la presencialidad. No se puede calificar por la imposibilidad de comprobar hasta dónde intervinieron las familias en la confección de las actividades y, si un estudiante no cuenta con los recursos tecnológicos necesarios, se estaría calificando su situación social.
Este período de excepcionalidad conlleva una permanente revisión del proceso de enseñanza y el de aprendizaje, a definir condiciones nuevas para que no haya sobrecarga de tareas para nadie y a tomar decisiones adecuadas para sostener este ciclo lectivo sin perder de vista las trayectorias escolares, las desigualdades existentes y buscando mantener la calidad del sistema educativo.
(*) Aichino es licenciada en Educación y directora de la Escuela 4 D.E. 20 “Félix de Olazábal”, de Lisandro de la Torre y Ramón Falcón.
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