COMER O NO COMERCIO
Los responsables de la cámaras de comercio de Liniers y Mataderos analizan la crisis que atraviesa el sector y plantean diversas propuestas
LOS PESARES DEL COMERCIO BARRIAL EN EL MAR DE LA PANDEMIA
“Estufa halógena $2.500” anuncia un cartel con letras de molde ubicado junto a la vidriera. Más arriba aparece el precio de una pava eléctrica y al costado el de un parlante portátil. Una imagen que no tendría nada de particular si no fuera porque se trata de la vidriera del Bar Máximus, de Ramón Falcón y Cosquín que, cuando se declaró la pandemia, se vio obligado a cerrar sus puertas para reabrirlas un mes después pero sólo bajo la modalidad de entregas en mano. “Nos estábamos moviendo con las promos de desayunos y meriendas para llevar, pero es imposible soportar nuestra estructura de costos sólo con eso, así que decidimos reinventarnos y empezar a ofrecer otros productos para intentar generar ingresos por otro lado”, explica su encargado, mientras agrega otro cartel a la vidriera con promociones de perfumes de primera marca.
El comercio minorista, se sabe, viene siendo ?sin dudas- uno de los sectores más castigados por los efectos de esta crisis sanitaria, y los centros comerciales de Liniers y de la avenida Juan B. Alberdi, en Mataderos, no son la excepción. “El 2018 y 2019 fueron años de deterioro para el comercio y la economía en general, en ese lapso cerraron más de veinte mil Pymes en todo el país, y el centro comercial de la avenida Alberdi no estuvo ajeno a esa crisis. Pero en marzo vino la pandemia y nos terminó de golpear. Solamente sobre Alberdi ya cerró más de un 30% de los comercios, fundamentalmente en el rubro de indumentaria y calzado que durante casi dos meses no pudieron abrir sus puertas”, comienza diciendo Jorge Elger, presidente del Centro de Comerciantes de la Avenida Juan B. Alberdi y Adyacencias, en diálogo con Cosas de Barrio. Asegura que sólo los rubros esenciales han mantenido casi el mismo caudal de trabajo. ?La venta de alimentos bajó apenas un 10 por ciento, mientras que el rubro de mascotas y veterinaria se mantuvo estable. El resto de los comercios que pudo abrir sus puertas, está facturando en promedio el 30% de lo que facturaba antes de la pandemia?.
Una mirada similar tiene Luis Lezcano, responsable de la Cámara de Comercio de Liniers e integrante de la mesa directiva de la Federación de Comercio e Industria de Buenos Aires (Fecoba) entidad de la que además es secretario de Acción Social. “La situación del centro comercial de Liniers es sumamente angustiante y no escapa a la que vive el resto de los centro comerciales del Amba. La recesión de los últimos años no hizo más que agravar la situación actual y no hay perspectivas de mejoras en lo inmediato”, sostiene.
Para Lezcano, los rubros más afectados por la cuarentena en Liniers son los de gastronomía, indumentaria, calzado, mueblería, inmobiliaria, gimnasios, marroquinería, cotillón, peluquerías y librerías, “sin olvidar a los profesionales, que también están muy complicados”, advierte y luego aclara “de hecho hay muchos comercios que han cerrado sus puertas definitivamente. Sólo en el centro comercial del barrio contabilizamos más de cuarenta locales en alquiler y muchos debieron reinventarse con servicios de delivery o venta digital”.
Propuestas para intentar sacar la cabeza del agua
“Para salir de esta crisis hace falta que se generen una serie de políticas desde el gobierno nacional, y por otro lado que el Gobierno de la Ciudad acompañe de alguna forma al comercio local”, expresa Elger y reclama que se libere a los comerciantes del pago del ABL y de Ingresos Brutos ?al menos hasta que se reactive la actividad económica?. Y luego remarca “los comerciantes estamos en una situación muy delicada entre la presión fiscal, los tarifas y los salarios que hay que abonar”.
Elger tiene a su cargo desde hace años un complejo de canchas de fútbol en Directorio y Araujo. “Tengo recaudación cero y gastos fijos permanentes ?relata-. En el caso de Edesur sigo recibiendo boletas con tarifas elevadas, pese a los reclamos que hicimos en el ENRE”. Dice que, a partir de la posibilidad de salir a trotar en horario nocturno, tiene la esperanza de que se pueda habilitar su complejo deportivo para que, al menos, la gente vaya a correr ahí. “Es más seguro”, sostiene. “Por otro lado ?sugiere- para tratar de generar una actividad recreativa y no tan monótona como salir a correr, podrían habilitarse deportes individuales, no de contacto, como el tenis o el padel en versión single”.
Lezcano, por su parte, va aún más allá. Propone elevar un pedido al Gobierno para que flexibilice estas medidas autorizando a retomar toda la actividad comercial “no sólo la de los comercios de proximidad, sino también la de los que se ubican en la avenida Rivadavia y los de nuestras galerías y el shopping, respetando todas los protocolos y manuales de procedimiento en materia sanitaria y de distanciamiento”. Según entiende “se puede reactivar el comercio sin descuidar la salud de la población, ya quedó demostrada en estos cien días de aislamiento la responsabilidad con la que se manejan nuestros comerciantes y vecinos, respetando todas las medidas y protocolos de seguridad”.
En cuanto a las gestiones desarrolladas por la cámara de comercio porteña, las miradas de Elger y Lezcano son dispares. Según el referente del sector mercantil en Mataderos, “Fecoba ha hecho distintas presentaciones y reclamos ante el Gobierno de la Ciudad para que se permitiera la apertura de los comercios de calzado e indumentaria, y ahí el Gobierno dio respuesta, pero por otro lado no impidió la venta de indumentaria dentro de los supermercados, cosa que atenta gravemente contra el comercio barrial de cercanía”. Y luego remarca “reconozco que Fecoba se está moviendo y potencia los reclamos de los comerciantes, pero los resultados son mínimos. Tendría que ponerse firme ante el Gobierno porteño para exigir el no pago de Ingresos Brutos y del ABL, cosa que no ha hecho, y que los vehículos que se utilizan para trabajar no paguen patente”.
Además, Elger cargó las tintas sobre algunas de las medidas tomadas por la Ciudad en el marco de la pandemia. “Desde el punto de vista económico, la Ciudad mantiene su criterio ideológico de libre mercado, es decir con el Estado ausente. El Estado sólo aparece para colocar macetitas y bicisendas; inclusive con ese paseo que pintaron para caminar sobre Alberdi, trazó un camino peatonal sobre espacios que ya estaban reservados para el estacionamiento del vecino que se acerca a comprar”.
Lezcano, por su parte, resalta la labor de Fecoba. “Las acciones que realizó Fecoba fueron innumerables, gestionando ante las autoridades de Ciudad y Nación, a través de los ministerios de Producción, Salud, Transporte y Trabajo, representando a más de 250 cámaras de comercio y a cien mil Pymes”. En ese sentido, indicó que “solicitó asistencia económica y créditos, reclamó la apertura de talleres barriales, y realizó gestiones para flexibilizar las obligaciones ante la AFIP”. Además, destacó la figura del titular de la entidad: “quedó demostrado que Fecoba es la representante genuina del comercio y las Pymes a partir de la presencia constante en los medios de nuestro presidente, Fabián Castillo”.
Color esperanza
Tanto Elger como Lezcano coinciden en que una vez superada la pandemia, el comercio barrial volverá a florecer. “Tal vez sea una expresión de deseo ?admite el titular de la cámara mataderense- pero creo que una vez que pase todo esto se va a generar una rápida reactivación económica. Hay una decisión del gobierno nacional, al menos desde el discurso, de fortalecer el comercio interno y las Pymes. Claro que hoy el esfuerzo central está puesto en atacar la pandemia”. Y agrega “esperemos que la pandemia pase rápido y que cuando se reactive el comercio haya un reverdecer del sector, que repercuta en los comercios del barrio. Nosotros, como centro comercial, vamos a acompañar a todos los que hayan sobrevivido a esta crisis, y ayudaremos a reabrir sus puertas a aquellos que no hayan podido”.
En línea va la mirada de Lezcano “Una vez superada la pandemia estoy seguro de que vamos a salir adelante con un comercio fortalecido, porque siempre de las grandes crisis se aprende algo, sin olvidar a aquellos que hayan quedado en el camino”. Y a modo de cierre, lanza una frase con sabor a reclamo: “sabemos que todos juntos saldremos adelante, el coronavirus no debe paralizarnos. Salud y economía deben ir de la mano”.
EXTRAÑOS DE PELO LARGO
Sólo en el centro comercial de Liniers funcionan 32 locales de peluquería o barbería, que desde que se decretó la cuarentena permanecen con sus puertas cerradas. “Las peluquerías están atravesando una situación desesperante”, describe Lezcano, y luego agrega “no obstante hay muchos peluqueros que están trabajando con la persiana baja para intentar generar un ingreso mínimo”. Además, asegura que “las peluquerías grandes están teniendo serios problemas para pagarle el sueldo a sus empleados, y en muchos casos el tema está en la Justicia. Aunque a muchos el Estado les cubre la mitad del sueldo, no tienen ingresos para pagarles el resto. Tampoco se les acercó ningún protocolo de atención para que puedan abrir en un futuro y no saben hasta cuándo tendrán que soportar sin trabajar”.
En materia de costos, advierte que “los insumos (shampoo, gel, spray, laca, tintura, etc.) han subido terriblemente y con la devaluación, en relación al valor del dólar de hace un año, el corte debería cobrarse 1.200 pesos y hoy lo están cobrando entre 300 y 400 pesos”.
Según Lezcano “el 70% de las peluquerías de Liniers va a cerrar definitivamente. Y las que seguirán en pie han podido pagar el alquiler del local pero no los servicios Una vez que finalice la pandemia sólo trabajarían los dueños y, probablemente, desde sus casas, prescindiendo de los empleados”.
Pero este cierre de las peluquerías también afecta al comercio lindero. “Es una cadena -grafica Lezcano- porque por lo general solían pedir algún café por la mañana y al mediodía un almuerzo, entonces esto también perjudica al barcito y a las casas de comida que suelen preparar menúes para llevar”.
Y aunque a hoy no existe ninguna precisión respecto a una posible reapertura del sector, la Confederación General de Peluqueros elaboró un protocolo de atención al público, con la colaboración de expertos infectólogos, que está a consideración de las autoridades. Allí se especifica la necesidad de trabajar sólo por turnos preestablecidos que permitan desinfectar el local y los instrumentos de trabajo entre cada cliente, como así también que el profesional utilice guantes, barbijo y delantal, y el cliente porte barbijo.
Ricardo Daniel Nicolini
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