Periódico zonal del Barrio de Liniers para la Comuna 9
November 4, 2025 4:49 pm
Cosas de Barrio

La sonrisa del poder

Esas bolsas que desde hace algunos años le enmarcan los ojos no van a dar bien en el spot de campaña. Con los índices se estira las patas de gallo, pero nota que le cambia la expresión. “Lo importante es mostrarse natural, como sos, y si le podemos dar un poco más de atractivo a esa naturalidad, mejor”, le había dicho el asesor de imagen. “No importa, para algo están el photoshop y la IA”, piensa.

La imagen que le devuelve el espejo es la del hombre con el que convive hace 55 años, y sabe que nadie lo conoce mejor que él mismo. “La sonrisa tiene que ser fresca, espontánea. Debe aflorar en todo momento, pero evitando la risotada chabacana, ordinaria”, era la otra máxima sugerida por ese tipo que le daba constantes indicaciones, pero que jamás las aplicaba para consigo mismo.

En todos estos años nunca se caracterizó por ser un tipo simpático. Los chistes no le causan gracia y pocas veces los entiende, las películas cómicas tampoco. Incluso de chico, las interminables sesiones de cosquillas a las que lo sometía su tío, apenas le arrancaban una mueca arisca de fastidio. Internamente sabía que su sonrisa surgía natural y fresca, ante las desgracias y los infortunios ajenos.

Expone su perfil izquierdo -el que está libre de esos pozos que lo atormentaron durante la adolescencia- ante el vidrio del espejo, y ensaya el primer intento de su sonrisa de campaña. Pero las comisuras apenas trepan con esfuerzo sobre sus mejillas, en una expresión forzada. Lo que más lamenta haber perdido en este proceso de transformación para convertirse en el candidato ideal, es su esmerada y prolija barba candado, la misma que solía resguardar con matizador para contrarrestar el avance de las canas impiadosas. “Lo único que lográs conservándola es ocultar tus facciones, generás distancia con el electorado”, le había lanzado como otra de sus premisas aquel tipo que parecía creerse el dueño del aspecto de las personas. O lo que es peor, del suyo.

Ahora se recorre el mentón con el índice e intenta disimular la papada. Recuerda con nostalgia la frase de Silvia, su secretaria, luego del último encuentro clandestino. “Nada, te hace más varonil… No sé, irresistible”, le había deslizado entre sonrisas de veinteañera, que en vano trataba de ocultar bajo las sábanas.

Carraspea, se pasa la lengua por su flamante dentadura y exhibe frente al espejo los blancos incisivos recién estrenados, antes de ensayar, una vez más, su repetida frase de campaña. “Resguardar la familia como institución básica y fundamental de la sociedad -expresa con tono encendido pero conciliador- será nuestro norte cuando con tu voto nos permitas cumplir tus sueños”. Y por un momento su mente y su ego se llenan de aplausos. Todo el cuarto es ahora un inmenso estadio colmado de seguidores que lo bañan de vítores, elogios y hasta corean con entusiasmo su apellido, que es el mismo que el de su padre, un eterno e intrascendente empleado público, y el de su abuelo, un sacrificado inmigrante italiano del gremio de la construcción, del que no heredó ninguna habilidad manual, ni -mucho menos- algunos de sus principios.

Se le infla el pecho de orgullo, pero ni ese regocijo virtual alcanza a dibujarle una sonrisa. “La imagen de un candidato es la mitad de la campaña. Acordate que una de cada dos personas decide su voto por lo que le transmite un rostro. Las propuestas y los proyectos son giladas que quedan para aquellos a los que les interesa el país ¿Y vos te pensás que son muchos?”, le había recalcado ese tipo, para después volver a machacar con esa maldita muletilla: “por eso lo importante es la sonrisa”.

El sonido del celular lo devuelve al presente. Del otro lado, una voz ronca y conocida le confirma la noticia que esperaba. “Quedate tranquilo. La opereta fue un éxito. Lo hundimos. Ese no jode más”. Sin pronunciar palabra corta la llamada, guarda el teléfono en el bolsillo y levanta su mirada hacia el espejo. Está sonriendo naturalmente. Ahora sí está preparado para triunfar.

Lic. Ricardo Daniel Nicolini

(cosasdebarrio@hotmail.com)

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