Periódico zonal del Barrio de Liniers para la Comuna 9
September 27, 2025 8:17 pm
Cosas de Barrio

Divina solidaridad

El equipo de religiosas y voluntarias del hospital Santojanni hace de la caridad una forma de vida

Hacia uno de los laterales del hospital Santojanni, más precisamente en Patrón 6530, se encuentra la base de operaciones local de la congregación “Pequeñas hermanas misioneras de la caridad”, de la obra Don Orione. Desde allí, un grupo de abnegadas religiosas proyecta estrategias para tenderles su mano amiga a quienes más la necesitan. “El cardenal Bergoglio, luego Papa Francisco, nos envió a este hospital para continuar la obra de las religiosas de la congregación del Buen Pastor”, comienza explicando la Hermana María de los Ángeles, quien junto a sus colegas María Beatriz, María Cristina y Julia, sumado a la coordinación del Padre Adrián, conforman un equipo compacto e incansable de ayuda solidaria. Cuenta que se desempeñan en el hospital de Liniers desde el 28 de febrero de 2011. “Solemos visitar a los pacientes internados, les brindamos palabras de consuelo, los ayudamos a comer, les llevamos agua, ropa. En fin, estamos atentas a sus necesidades materiales y espirituales”, explica.

Pero su labor no sólo se concentra en los pacientes. Cuando se desató la pandemia comenzaron a entregar viandas. “Empezamos a ver que había vecinos y gente de la calle que la estaban pasando mal -recuerda- entonces nos propusimos entregarles, al menos, un plato de comida caliente. Hoy, ya superada la pandemia, lo seguimos haciendo porque vemos que esa necesidad no cesa, al contrario. En un principio entregábamos veinte viandas diarias, pero ahora la cifra trepó a 85”. Así, de lunes a sábado entre las 11 y las 12, gente del barrio y cartoneros -algunos llegan desde González Catán- se acercan a la reja de Patrón y Pilar y reciben su plato de comida de manos de las hermanas. Algunos, incluso, también se llevan prendas de vestir y de abrigo en buen estado, que otros vecinos donan, al igual que los ingredientes para la preparación de las viandas. “El grupo de mujeres voluntarias cocina en el hospital o en sus casas y luego nosotras entregamos las viandas”, explica la Hermana María de los Ángeles, al tiempo que destaca la labor de cada una de ellas.

“La caridad es la expresión de amor más grande”, dice el Padre Adrián, que hace un año y medio se unió al grupo y volcó toda su experiencia solidaria, ya que, además, colabora habitualmente con el comedor del santuario de San Cayetano.

Juntos conforman un equipo que reivindica la ayuda solidaria como elemento constitutivo del entramado social. Además, trabajan codo a codo con los integrantes del servicio social del hospital, donde también hay médicos que se ocupan de atender a personas sin cobertura de obra social. “Las asistentes sociales nos asesoran y nos indican qué pacientes necesitan compañía y apoyo espiritual. El capellán viene todos los días, nos acompaña y, si es necesario, brinda algún sacramento o alguna bendición”, cuenta la Hermana.

Y en ese marco de casos de urgencia a los que deben asistir a diario, existen situaciones que se tornan ineludibles. “Es preocupante la realidad de las personas jubiladas que están solas, sin familia, y necesitan una prótesis o una medicación, y el servicio de PAMI ya no se los cubre. Con ellos también colabora el equipo de ayuda solidaria”, explica la Hermana María de los Ángeles, y reconoce que “aunque a veces nos excede, por suerte se van sumando voluntarias de Liniers, Mataderos y Lugano”.

Además de cocinar las viandas, el trabajo de las voluntarias se centra en asistir a los enfermos internados en el hospital, a quienes ayudan en el almuerzo, la merienda y la cena, como así también en las tareas de aseo personal. Por su parte, la labor de las hermanas se concentra en la asistencia a personas en situación de calle y también a los familiares de los pacientes internados, que muchas veces viajan desde el interior del país.

La Hermana cuenta que el grupo tiene una “estrecha y cordial” relación con las autoridades del hospital. “Hacemos todo lo que está a nuestro alcance para colaborar con los pacientes -subraya- y eso nos pone felices, pero también nos preocupa, porque no siempre podemos darles todo lo que necesitan”. En ese sentido, reconoce que “la situación del país no es buena, hay gente que carece de elementos básicos, que no le alcanza el sueldo o que no consigue trabajo. Por eso todos tenemos que ayudarlos, debemos ser solidarios con la esperanza de que todo va a mejorar”.

La Hermana le da un sorbo a la taza de té caliente, y recuerda “nuestro fundador, Don Orione, siempre decía que sólo la caridad salvaría al mundo y que la felicidad está más en dar que en recibir. Esos pequeños gestos nos muestran una luz de esperanza. Este es el año del jubileo, y queremos encender esa esperanza en medio de esta situación tan compleja que estamos viviendo, en medio del dolor de los que sufren, porque esa luz nos ilumina y nos reconforta”.

La mirada social y comprometida de las religiosas está íntimamente ligada a su fe católica. A pocos pasos del salón en el que las hermanas planifican su tarea solidaria, se encuentra la capilla del hospital “Nuestra Señora de Luján”. “Con las voluntarias y las hermanas les mostramos a los pacientes que esta capilla, donde estamos ahora, es del hospital. Acá se viene a rezar, a agradecer, a pedir por la salud y por cualquier otra necesidad. Muchos de los enfermos recuperados vienen a misa”, explica el Padre Adrián, y cuenta que desde principios de marzo pasado celebran allí misas de sanación.

Como capellán del hospital, el Padre Adrián sabe del esfuerzo que vuelcan a diario quienes hacen de la solidaridad un acto de amor. “El voluntariado es muy lindo porque uno se siente pleno, contento de ayudar. Con esa fe uno ve a Dios y a Jesús en cada acto solidario”, enfatiza, y anticipa que próximamente, en el marco de las festividades del Sagrado Corazón, él y las hermanas estarán entregando estampitas y bendiciendo a los pacientes que se acerquen al sector de consultorios externos, sobre Martiniano Leguizamón. “Escuchar a la gente es clave, y esa es parte de nuestra labor”, aclara.

Aquello de “hacer el bien sin mirar a quién” queda reflejado en las palabras del sacerdote, cuando explica que “acá se vive la misericordia a flor de piel. En ocasiones también se acercan al hospital algunos reclusos, los asistimos en lo que podemos, les damos contención. No hay un plan determinado en esta obra. Vamos y nos topamos con la realidad, damos consuelo”.

Los vecinos que quieran sumarse a esta cruzada solidaria pueden colaborar donando alimentos (fideos, lentejas, arroz, sal fina) tenedores descartables y bandejitas tamaño 102, además de ropa en buen estado, calzado cómodo y elementos de higiene personal. En todos los casos, deberán acercarse a Patrón 6530, de lunes a sábado de 8 a 12.

“Es cierto que la buena obra se hace en silencio, por abajo, para que luego le crezcan los brotes. Pero en este mundo tan individualista, también es necesario contagiar solidaridad y difundir buenas noticias, porque las malas salen a borbotones por televisión”, concluye el Padre Adrián, y razón no le falta.

Josefina Biancofiore

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