Periódico zonal del Barrio de Liniers para la Comuna 9
April 27, 2024 3:23 pm
Cosas de Barrio

La biblioteca José Hernández continúa cerrada y no existe información oficial que prevea su reapertura

La histórica sede de Las Mil Casitas permanece inactiva desde que se desató la pandemia

“Me contacté vía whatsapp con la directora de Promoción del libro y bibliotecas, Carla Artunduaga, y estoy a la espera de su respuesta. En principio nos dijeron que se iba a hacer la reapertura, pero no tenemos precisión de fecha, por eso estoy esperando las novedades”, fue el escueto testimonio de Maximiliano Mosquera Fantoni (JxC), presidente de la Junta Comunal 9, al ser consultado por este medio sobre la situación irregular que envuelve a la biblioteca José Hernández, ubicada en el corazón de Las Mil Casitas de Liniers, que permanece cerrada al público desde el 20 de marzo de 2020, cuando se desató la pandemia.

La juntista Lorena Crespo (Frente de Todos), por su parte, se mostró apesadumbrada por la falta de certezas sobre la situación de la biblioteca, con sede en Boquerón 6753. “No tengo ninguna precisión y eso me preocupa, por eso, como desde el Ministerio de Cultura no nos dieron una respuesta, estoy trabajando con el legislador Juan Modarelli en la elaboración de un pedido de informes”.

Quien sí alcanzó a dar alguna explicación fue el juntista Hernán Poggi. “El argumento por el cual aún no se reabrió la biblioteca es que el salón de lectura no tiene el metraje cuadrado necesario y además carece de ventilación cruzada para lograr su habilitación de acuerdo con el protocolo sanitario por Covid. Eso es lo que nos dijeron oficialmente desde la Dirección de Bibliotecas y que en cuestión de semanas se iba a habilitar”, expresó dubitativo el referente local de la Coalición Cívica-ARI. La explicación, no obstante, resulta endeble, ya que el edificio de la biblioteca posee ventilación cruzada y hasta dos puertas de acceso en planta baja. “En el peor de los casos podría haberse reabirto sólo para el retiro de libros y no como sala de lectura, pero eso tampoco ocurrió. Es muy raro todo…”, concedió Poggi.

Pero el más escéptico fue Alejandro Bressi, quien durante ocho años se desempeñó como bibliotecario a cargo de la José Hernández y renunció el mismo día en el que la biblioteca cerró sus puertas a causa de la pandemia. “Estuve al frente hasta el 20 de marzo de 2020 y desde entonces ya no pertenezco al Gobierno de la Ciudad, soy apenas un contribuyente más. No sé siquiera si existe un reemplazante a cargo, porque desconozco si la biblioteca se va a volver a abrir. No es la única que está en esa situación, de las treinta bibliotecas está abierta la mitad. Pero conociendo como conozco la forma de trabajo del Gobierno porteño, tengo serias dudas de que vuelva a abrirse”, especuló Bressi, quien además es docente y estudioso de las bibliotecas antiguas.

Y mientras la situación de la biblioteca suma más dudas que certezas, ya se observan manchas de humedad en las paredes de la sede, que en octubre de 2017 había sido puesta en valor y remodelada por completo, a partir del reclamo de los vecinos que fuera amplificado por este medio.

Esplendor y ocaso

Hasta el cierre repentino en marzo de 2020, la biblioteca José Hernández contaba con 3.400 socios activos y un total de 11 mil volúmenes. Además, mensualmente se prestaban 500 libros y asistían un promedio de 250 vecinos.

Por los salones de la entrañable biblioteca de Liniers, inaugurada a comienzos de septiembre de 1940, pasaron varias generaciones de vecinos. Pero desde su puesta en valor, en octubre de 2017, volvió a lucir en todo su esplendor: además de reparar las enormes filtraciones que presentaba el techo –que se habían iniciado por la rotura del tanque de agua, que fue reemplazado- se reparó toda la zinguería. También se reacondicionaron las dos plantas del edificio y se sumó un nuevo depósito y una oficina de personal. Al liberar el viejo depósito y realizar un nuevo mobiliario a medida, la biblioteca pasó a disponer de mucho más espacio para los lectores.

Asimismo, se preservó la pinotea original del primer piso, que se mandó a pulir y plastificar, ya que la de la planta baja, lamentablemente, se había perdido hace varios años y se reemplazó por un piso de cemento, que durante la refacción fue mejorado con otro de fibrocemento. Además se hizo a nuevo toda la instalación eléctrica, se reemplazaron los artefactos de iluminación y se reacondicionaron los aires acondicionados. Lo único que se modificó de la estructura original, para permitir una mayor entrada de luz y darle más amplitud a la biblioteca, fue que se quitaron los vidrios repartidos de las ventanas.

Las tareas de refacción fueron llevadas a cargo por la empresa GFC s.r.l. con una partida presupuestaria cercana a los 500 mil pesos.

Por entonces resultó llamativa la reapertura del salón del primer piso, con capacidad para cincuenta personas, el mismo que desde agosto de 2012 se mantenía clausurado a raíz de los permanentes desprendimientos de mampostería.

Lejos de aquella anhelada refacción del edificio, hoy -una vez más- la sede de la biblioteca José Hernández vuelve a desangrarse en sus paredes húmedas y descascaradas, mientras los vecinos aguardan que este faro de cultura vuelva a desparramar su luz en Liniers. Tal vez entonces, si las autoridades se apiadan, el crujido de sus pisos de madera y el olor de sus libros, sigan entibiando el alma de nuevas generaciones de vecinos.

Ricardo Daniel Nicolini

Una usina de cultura que creció con los pasajes

La biblioteca José Hernández creció casi a la par de las Mil Casitas, rodeada de pasajes, madreselvas y miles de vecinos ávidos por perderse en los interminables caminos de la literatura. Fue inaugurada oficialmente el 3 de septiembre de 1940, por el entonces intendente municipal, Arturo Goyeneche, en el marco de un acto sin par para la época, ya que por primera vez una biblioteca popular y pública hacía base en Liniers.
Además de representantes de instituciones culturales y fuerzas vivas de la zona, en aquel acto inaugural se hizo presente el por entonces secretario de Hacienda, Dr. José María Sáenz Valiente. Tras entonar el Himno Nacional, izar la bandera y destacar la vida y la obra del creador del Martín Fierro, se dieron por iniciadas las actividades.
Desde entonces, la José Hernández se transformó en un punto de consulta obligado para estudiantes y lectores en general. A lo largo de los años, la biblioteca se mantuvo a la par de los vaivenes políticos, pero jamás había dejado de prestar sus servicios. No obstante, al tratarse de la única biblioteca pública del barrio de Liniers (y una de las dos que habitan la Comuna 9, junto a la Benito Lynch, en Los Perales) siempre estuvo a merced de los gobiernos de turno, muchos de los cuales la desatendieron en materia de infraestructura cultural y edilicia.
El 19 de diciembre de 2000 fue remodelada y reinaugurada, respetando su diseño original, con la presencia de la entonces titular de la Dirección del Libro y Promoción de la Lectura, Manuela Fingueret.
El 3 de septiembre de 2010, al cumplirse los primeros 70 años de labor de la biblioteca, se llevó a cabo una singular celebración en la sede del establecimiento, con la presencia de gran cantidad de vecinos.
Sin embargo, la falta de mantenimiento y cuidado, pusieron a la histórica sede en estado de abandono: humedad de cimientos, paredes y techos descascarados y pilares en falsa escuadra que amenazaban con desmoronarse hacia la calle, sintetizaban su estado. Situación que llegó a su fin en marzo de 2017, cuando las autoridades de la Dirección General del Libro, Bibliotecas y Promoción de la Lectura decidieron cerrar temporalmente sus puertas para solucionar de una vez por todas los serios inconvenientes edilicios que padecía desde hacía años, y devolverle al barrio de Liniers su símbolo cultural más preciado.
Finalmente en octubre de ese año la biblioteca José Hernández reabrió sus puertas con todo su esplendor, pero dos años y medio más tarde volvió a cerrar como consecuencia de la pandemia y aún hoy permanece sumida en la oscuridad.
Hasta entonces funcionaba de lunes a viernes de 10 a 17 y ponía al servicio de la comunidad su extenso capital bibliográfico en diversos géneros literarios.
Tal como lo indica la Dirección General del Libro, Bibliotecas y Promoción de la Lectura, “la principal misión de la biblioteca es garantizar el acceso igualitario a todo tipo de datos, información y conocimientos, como así también, fomentar la promoción de la lectura a través de actividades de difusión cultural en forma libre y gratuita”. Este objetivo, en Liniers, no se está cumpliendo y ningún funcionario sabe explicar por qué.

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