Un fortín de desmanejos, atropellos e incertidumbre
Una campaña para el olvido, una gestión sospechada, y los constantes aprietes y amenazas de la barra conforman un combo letal que pone a Vélez en una crisis inédita y al borde del abismo. Mientras las incorporaciones no llegan, las ventas millonarias de jóvenes promesas no se detienen y el plantel se desangra a semanas del inicio de un campeonato bisagra que definirá el futuro inmediato del club. Días pasados, ante el reclamo de los hinchas, el presidente Rapisarda optó por pedir licencia y dar un paso al costado. La laureada entidad de Liniers se apresta a vivir los cuatro meses más complejos de su centenaria y prestigiosa trayectoria institucional, cuyo final resulta incierto.
Vélez finalizó la Liga Profesional de fútbol con números rojos (puesto 25° de 28 equipos, y a dos puntos del descenso) que se suman a la crisis institucional, económica y dirigencial, que exacerban el descontento del hincha. Con todos esos ingredientes -incluido el peso político y los aprietes de la barra- la prestigiosa entidad de Liniers hoy se muestra como un club a la deriva.
Luego de la última fecha del torneo en la que el Fortín cayó por 1 a 0 ante Huracán, no sólo iniciará la próxima Copa de la Liga a dos puntos del descenso, sino que varios jugadores del plantel (Francisco Ortega y Gianluca Prestiani, entre otros) decidieron alejarse luego de los aprietes y amenazas de la barra, de los que fueron víctimas en la Villa Olímpica cuando se retiraban de la concentración, tras la derrota en Parque de los Patricios.
El hecho sucedió el domingo pasado alrededor de las 21, cuando los futbolistas, una vez fuera del predio y ya llegando a la autopista para dirigirse a sus hogares, fueron abordados por los barras, quienes les cruzaron los autos y les imposibilitaron el camino. Acto seguido se acercaron, amenazaron e insultaron a los jugadores, e incluso algunos, como Leonardo Jara y los juveniles Santiago Castro (18 años) y Gianluca Prestianni (17) llegaron a sufrir ataques físicos.
Casi en paralelo se produjo la renuncia de la jefa de prensa del club, Mariela Romeo, en pleno auge de los conflictos internos. Con su abrupta salida, la institución le bajó línea al plantel indicándoles a los jugadores que no tomaran contacto con la prensa.
Al día siguiente, sin embargo, el hecho se trató en diferentes portales y, por supuesto, el club también se expresó subiendo un escueto comunicado al sitio oficial. También la joya Prestiani brindó declaraciones en el programa F90, de Sebastián Vignolo, comentando la situación vivida el día anterior, lo que le valió recibir amenazas de muerte hacia él y su familia, por parte de la barra.
Ante la inseguridad y las amenazas, los jugadores señalaron que no se presentarían a entrenar si el club no les daba garantías de que esto no volvería a ocurrir. Pero no sólo ellos se manifestaron en contra de la Comisión Directiva, también lo hicieron los hinchas, que el lunes se autoconvocaron en la sede del club a pedir explicaciones y exigir renuncias.
A raíz de esto, no se hizo esperar el pedido de licencia del presidente Sergio Rapisarda -que en principio fue rechazado- y el jueves fue aceptado por el secretario Mario Balestrini, dejando así a Diego González como presidente hasta las nuevas elecciones, que se realizarán recién el 15 de noviembre próximo.
En ese complejo marco de situación, el club decidió realizar la pretemporada en la provincia de Córdoba -que será del 4 al 12 de agosto- y no en la Villa Olímpica, para garantizar algún tipo de seguridad, por lo que incluso prefirieron no difundir los detalles del lugar ni los horarios de entrenamiento.
Ya con el plantel en la provincia mediterránea, si bien Vélez tiene negociaciones por varios jugadores, todavía no se han confirmado refuerzos concretos. El ex mediocampista de Colón, Christian Bernardi, era uno de los elegidos, pero no pasó las pruebas físicas. Hubo intereses por exjugadores, pero todos los llamados se cayeron. Lo único cierto es que estaría a punto de firmar el centrodelantero Brian Romero (ex Defensa y Justicia y River) para sumarse a la pretemporada. Mientras tanto, el plantel se desangra lenta e inexorablemente con la salida de referentes y la venta indiscriminada -y en tiempo récord- de jóvenes promesas. Así, días pasado el punta Julián Fernández se marchó al New York City por 5 millones de dólares, y en la tarde de ayer se confirmó que Francisco Pozzo -goleador y figura de la reserva campeona, que aún no debutó en Primera- fue cedido a Talleres de Córdoba sin cargo y con opción de compra, en una transferencia que no hace más que dejar expuestas -una vez más- las falencias y desmanejos de la Comisión.
El club pende de un hilo, reina el descontento y la inseguridad, el cuerpo técnico continúa esperando por refuerzos y trabaja con un plantel repleto de juveniles (los que quedan), y la dirigencia sigue deshojando la margarita. Mientras tanto el hincha -el verdadero hincha- sufre y padece por el club de sus amores, soñando con que su querido y entrañable Fortín, resurja entre las cenizas.
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