Periódico zonal del Barrio de Liniers para la Comuna 9
April 25, 2024 4:49 am
Cosas de Barrio

Tomás Ditaranto, el genio del color con perfume de barrio

Se llevó a cabo una muestra del artista linierense, cuya obra está siendo relanzada en su Italia natal

Hay quienes aseguran que el paisaje de Liniers está hecho de pinceladas, que los contornos de sus casas y sus calles fueron delineados por una mano experta en grafito, que los forjó antojadizos, como en la textura de un lienzo. Tal vez por eso no sea casual que una enorme cantidad de artistas plásticos haya habitado y se haya inspirado en esta geografía. Nombres como los de Alejandro Lanoel, Leonardo Gorrochategui, Felipe Gibour, Alfredo Plank, Jorge Melo, Alfredo Corace y hasta Pérez Celis, esbozaron sus primeros trazos y gran parte de su obra en el barrio de Liniers, para luego trascender con su arte hacia otras latitudes.

Pero hubo uno que hizo de ese particular entramado de los pasajes de Liniers, su lugar en el mundo. Tanto que lo marcó a fuego y lo adoptó como propio. Su nombre fue Tomás Ditaranto, que gestó toda su obra en el atelier de su casa del pasaje El Trébol 6874.

El destacado artista plástico, nacido en febrero de 1904 como Tomasso Ditaranto, en Montescaglioso, un municipio situado en Matera, en la región de Basilicata (Italia), llegó con su familia a la Argentina cuando apenas tenía 2 años. Poco después, los Ditaranto se instalaron en los pasajes de Liniers, donde el colosal artista -gran amigo de Quinquela Martín- forjó toda su obra.

Como su padre, el joven Tomasso aprendió el oficio de herrero, pero en 1917, con 13 años, fue admitido en la Academia Nacional de Bellas Artes bajo la dirección de Pio Collivadino, Antonio Alice, Emilio Centurión y Roberto Rossi, de donde egresó diez años después, con el título de profesor de diseño y pintura.

En Las Mil Casitas, junto a su esposa María del Carmen Brindesi, también le dio forma a su familia. Allí nació su hijo Hugo, discípulo del gran Elías Castelnuovo y referente de las letras linierenses.

El artista y su musa. Tomás Ditaranto posa junto a su esposa, María del Carmen, en la puerta de su casa del pasaje El Trébol 6874, en las Mil Casitas de Liniers. Una plazoleta del barrio que lo cobijó lleva su nombre.

Fallecido en 1985, Tomás Ditaranto dejó como legado su inconmensurable obra. Una parte de ella fue expuesta el 5 de mayo último en la Casa de la Cultura de Liniers (Pieres 226) en el marco del cincuentenario de la única edición polilingüe del Martin Fierro de José Hernández, que fuera ilustrada por Ditaranto. La muestra significó el retorno de su obra al barrio con el que el artista ítaloargentino se mimetizó hasta la simbiosis.

Además del titular de la entidad anfitriona, Arq. Isidoro Casal, se hicieron presentes en la jornada la juntista de la Comuna 9 -y representante de la Federación de Asociaciones de la Basilicata en Argentina- Ana María Claps; la prof. Mabel Albornoz, secretaria de la Junta de Estudios Históricos del barrio de Liniers; la Lic. Beatriz Cirigliano, vicepresidenta del Instituto Nacional Browniano; Natalia Pavetto, coordinadora del centro cultural Elías Castelnuovo; y representantes de diversas entidades italianas, como la Associazione Mondi Lucani, de Montescaglioso, el pueblo originario del artista.

“Como abuelo era un ser muy especial. Estaba dedicado a la pintura pero también le gustaba mucho compartir momentos con la familia en su casa de Liniers. Por la mañana se dedicaba a pintar y al mediodía se ponía a cocinar para que los nietos compartiéramos la mesa familiar”, recordó su nieta, la Dra. Adriana Tarulla, en diálogo con Cosas de Barrio.

Y su primo Tomás, homónimo del artista, agregó “el abuelo fue un ejemplo de la meritocracia, porque él arrancó como aprendiz de herrero y de ahí se fue a estudiar al Bellas Artes para recibirse en tiempo récord. Todo lo hizo en base a esfuerzo y perseverancia. No había un día que no agarrara un pincel. Disfrutaba a pleno cuando me quedaba a dormir en su casa. Arrancaba a pintar a las 8 de la mañana, paraba para cocinar y almorzar, y después seguía hasta la noche. Salvo cuando algunas tardes se iba a recorrer galerías de arte”.

Adriana y Tomás son los curadores de la obra de su abuelo, y los encargados de relanzarla en el país que eligió para vivir y desarrollarse como artista.

“Yo tuve que viajar a Italia para participar de un ciclo de conferencias y aproveché para visitar el pueblo del abuelo. En Montescaglioso me di cuenta de que lo tienen como un símbolo del arte, un personaje único. De hecho, me plantearon la posibilidad de gestionar un subsidio en la región de la Basilicata para poder revalorizar su obra”, explicó Adriana y contó que a partir de ese encuentro “organizamos la presentación que se desarrolló en noviembre pasado en el Círculo Italiano de Recoleta, a donde se acercaron personalidades de la Basilicata, como el jefe de gabinete de la región y hasta el cónsul de Italia”. Ese impulso, terminó de convencer a la familia del artista sobre la necesidad de relanzar su obra. “Vinieron representantes de Italia a decirnos ‘miren que este artista es enorme, eh’”, remarcó Tomás.

El célebre pintor es tan reconocido en Liniers como en Italia. En el barrio, una plazoleta de Humaitá y José León Suárez lleva el nombre de Tomás Ditaranto y en la Casa de la Cultura se luce un busto del artista, elaborado por el recordado Orio Dal Porto. “Pero en Italia el abuelo también es un prócer -subrayó Tomás, hijo de Hugo Ditaranto-. Otra plazoleta lleva su nombre, tiene un museo con tres salas permanentes y a fin de año se va a estar inaugurando otro. Por eso queremos relanzar, revalorizar y visibilizar su obra”.

En ese sentido, Adriana puntualizó que “justamente este encuentro en Liniers tiene que ver con eso. Porque actualmente, en plena era digital, pareciera que los artistas que no tienen su obra digitalizada no existen”. Tomás explicó que empezaron por “posicionar al abuelo en las redes (Instagram y Facebook) donde ponemos noticias de los eventos y estamos empezando a subir parte de su obra”.

– Más allá de esta muestra ¿Dónde puede apreciarse hoy alguna obra de Ditaranto?

– (Tomás) Hoy la gente, por ejemplo, va al Museo Quinquela Martín, en La Boca, y va a ver tres obras del abuelo, o va al Café Tortoni, y la primera obra que se observa sobre el sector izquierdo es de Ditaranto. Pero para que su nombre cobre el relieve que merece, tenemos que reimpulsarlo en las redes y volver a darle la difusión que merece.

– ¿Y cómo se logra eso?

– (Adriana) Hoy está presente una historiadora, que es Giulia Murace, quien, a través de un subsidio de la Unión Europea, que gestionó a través de la Basilicata, comenzará a estudiar toda la obra del abuelo para luego reflejarla en un libro.

Por otra parte, la sucesión de números redondos constituye un impulso adicional. “Aprovechamos el 50° aniversario de la edición tetralingüe del Martín Fierro que lo ilustró el abuelo, cuando se conmemoraban los cien años de la edición de ese emblema de la literatura gauchesca. Y de paso, en el marco de los 150 años del barrio de Liniers. Pero hay más: el año que viene se cumplen 190 años del nacimiento de José Hernández y los 120 del abuelo”, puntualizó Tomás, y luego evocó, con una sonrisa, que “en su momento el abuelo estuvo muy en el candelero. Ayer nos acordamos con Adriana de cuando en los 80’ fue al programa ‘A la cama con Moria’, ya estaba medio viejito. Pero además fue tapa de la revista Gente y de Radiolandia. De hecho, hacía los dibujos para la revista Billiken y hasta llegó a ilustrar la Para Ti. Es más, los billetes de lotería tenían los dibujos de él”.

Poco antes de su muerte, por iniciativa de su hijo Hugo, surgió en 1983 el Museo Epeo, en Nocara, Italia, que consta de tres salas en las que se exhiben setenta obras de Ditaranto. Actualmente se está reconstruyendo la Abadía Benedictina de San Miguel Arcángel –construida en el siglo XV y sumamente importante en Italia- donde está previsto que dediquen una sala a las obras de Don Tomás.

Alguna vez Pierre Renoir aseguró que “la única forma de entender la pintura es ir a verla”. Tal vez haya llegado el momento de que la obra de Ditaranto, también tenga su espacio en Liniers, su barrio de toda la vida.

Ricardo Daniel Nicolini

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