Periódico zonal del Barrio de Liniers para la Comuna 9
April 26, 2024 6:37 am
Cosas de Barrio

Tortugas a pedal en la jungla urbana

En tiempos donde las protestas y los piquetes son capaces de transformar la Ciudad en una trampa insalvable, donde autos y colectivos se enredan en una cinta de moebius en la que el tiempo es lo único que avanza, las bicicletas, sin embargo, no paran. No hay nada que las detenga.

Y mientras los noticieros de televisión inundan la pantalla con hechos de inseguridad, el miedo parece dominarlo todo. Para muchos, salir a la calle se transforma en un riesgo evitable, y más allá de la comodidad, optan por recibir en su domicilio aquello que antes salían a buscar. Esta dinámica le abrió la puerta a un oficio urbano, que en los últimos años se afianzó y más allá de haber llegado para quedarse, durante el apogeo de la pandemia creció a un ritmo vertiginoso.

Hoy los ciclistas están por todos lados. Pasan y pasan con sus jorobas de tela, un cubo bamboleante con el logo de la empresa les cuelga en la espalda. Con la salida de Glovo, Rappi y Pedidos Ya acaparan el mercado argento. La última es de capitales uruguayos y la del bigotito es el orgullo empresarial colombiano. La crearon hace unos años tres amigos y ahora es la primera empresa tecno del país cafetero que vale más de mil millones de dólares, que se ha exportado a otros países, que triunfó. La prueba de su triunfo son los enjambres de muchachos (y muchachas) con la caja a la espalda, la explotación de la tracción a hombre para usar la ciudad de otra manera. Porque estas empresas constituyen una nueva idea de la vida urbana: “Ya no hace falta salir de casa o de la oficina para disfrutar lo mejor de la Ciudad”, se ufanan en sus campañas publicitarias. Una frase solapada que, al descubierto, estaría diciendo algo así como “ya no tenés que ir a buscar lo que querés, dejá que tu dinero te lo traiga”. O mejor aún “dejá que los necesitados te lo traigan”.

Queda claro que el orgullo moderno de haber eliminado la tracción a sangre duró poco. Claro que antes eran caballos, ahora son personas. En otras palabras, una explotación hecha y derecha disfrazada de ecología. Porque eso sí, la bicicleta es ecológica.

El ejército de tortugas en bicicleta se acrecienta día tras día, en el marco de un mercado laboral reducido a su mínima expresión, en el que para muchos pedalear pedidos es la única alternativa. Pero eso sí, sus patrones explican que no son empleados sino “usuarios libres”, que se conectan cuando quieren, así que no hace falta pagarles salarios mínimos ni prestaciones sociales. Otro claro triunfo del capitalismo de vanguardia.

“El caso de los repartidores de plataforma encierra una enorme contradicción. Una actividad realizada por trabajadores precarizados, desprotegidos y expuestos como nunca a una infinidad de riesgos, es considerada esencial en tiempos de pandemia”, comienza diciendo el informe elaborado por el Centro interuniversitario de Estudios Metropolitanos (CEM). Además, al tratarse de una relación laboral aún no regulada no existen estadísticas oficiales. Un relevamiento realizado en 2019 por Cippec y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), calcula que existen cerca de 160 mil trabajadores de plataformas digitales en todo el país (1% de la población activa) de los cuales unos 60.000 son de reparto. El estudio afirma que los mismos cuentan con un nivel educativo mayor al de la población ocupada en general y se encuentran sobrecalificados respecto de las tareas que realizan. Casi 4 de cada 5 trabajadores de plataformas digitales son hombres, con una edad promedio de 38 años y, para el 60 % de los encuestados, esa es su principal fuente de ingresos.

Actualmente, trabajando 40 horas semanales ganan 80 mil pesos por mes. Pero atenti, las empresas recalcan que “todos los repartidores cuentan con un seguro gratuito que los cubre en caso de un accidente, y les permite el reintegro de gastos farmacéuticos, la asistencia prestacional y el remolque de la bicicleta o moto, en caso de accidente durante el reparto”.

Y en el peor de los casos, si la tortuga urbana se lastima o decide dejar su trabajo, habrá otra que la reemplace de inmediato, porque así está escrito en las leyes de la jungla del mercado.

Lic. Ricardo Daniel Nicolini

cosasdebarrio@hotmail.com

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