Periódico zonal del Barrio de Liniers para la Comuna 9
April 20, 2024 6:29 am
Cosas de Barrio

Cómo acompañar desde casa la alfabetización de los chicos

Aprender a leer y escribir es el principal desafío al comenzar la Primaria. Y en época de pandemia, la escuela y el hogar son dos ámbitos de enseñanza

Por la Lic. Vanesa Aichino (*)

En materia educativa, el 2020 fue casi en su totalidad virtual, y el actual ciclo lectivo comenzó con intermitencias. Docentes, estudiantes y burbujas aisladas, jornadas con una menor carga horaria y muchas tareas para el hogar, parecen ser una constante. Así, una sala de 5 años o un primer grado apoyados en la virtualidad, pone en estado de alerta a las familias de los más pequeños de la escolaridad primaria, que se preguntan cómo y cuándo van a aprender a leer y escribir sus niños y niñas.

En épocas sin distanciamiento social ni alerta epidemiológica, ésta es una inquietud frecuente en las familias de los chicos y chicas que comienzan a transitar su escolaridad primaria ¿Cómo se alfabetizan? ¿Está bien que mi hijo aún no lea? Son apenas algunas de las preguntas que se hacen los padres, que se ven desbordados de ansiedad y de dudas sobre el desempeño de su hijo o hija, intentando saber en qué momento del proceso de aprendizaje se encontrará. Y en ese mar de dudas, surgen estos interrogantes: ¿Cómo acompaño su trayecto? ¿Está bien lo que estoy haciendo? Hoy, más que nunca todo lo mencionado se ve magnificado. Por eso es importante comenzar a plantear algunas respuestas.

La mayoría de los chicos y chicas aprenden a leer a los 6 o 7 años. Algunos, a los 4 o 5. Hay estudiantes que se alfabetizan en segundo o tercer grado. Cada nena o nene tiene su propio tiempo condicionado por múltiples variables. Presionar a un alumno para que lea antes de que esté preparado puede afectar su interés por el aprendizaje. Los estudiantes que realmente disfrutan de aprender tienen más probabilidades de que les vaya bien en la escuela. Este amor por el aprendizaje no puede forzarse.

Partiendo del enfoque constructivista de la enseñanza y el aprendizaje de la lectura y la escritura, se les explica a los niños para qué sirve y se usa el lenguaje escrito; que es un medio para resolver necesidades prácticas y concretas de su vida cotidiana. Se busca desarrollar las habilidades de la lectoescritura a través de un aprendizaje significativo, en el que se trabaja con textos reales, usando siempre el lenguaje con una intención, con un uso que puede variar, ya sea para comunicar algo hasta para disfrutar y compartir. En esta propuesta de trabajo el docente debe ser un modelo motivador a seguir por sus alumnos, leyendo y escribiendo todo lo posible y con sentido, en presencia de ellos. Los chicos y chicas deslizan sus dedos por las palabras de izquierda a derecha, comienzan a diferenciar los dibujos de la escritura, los números de las letras, escriben su nombre, el de lo/as protagonistas de los cuentos, nombres de familiares y compañeros, se apoyan en las publicidades y productos conocidos, hasta se atreven a escribir en inglés el nombre del juego con el que se divierten en un dispositivo electrónico. Así comienzan a dar sus primeros pasos.

Según este enfoque, los estudiantes son los principales protagonistas, proponiendo inquietudes, ideas interesantes sobre las que investigar y trabajar, donde el uso de la lectura y la escritura ocupan un lugar fundamental, plantean anticipaciones a las lecturas de textos, se equivocan y aprenden del error. Es adecuado realizar un proceso de enseñanza propio y personal, partiendo de las necesidades que surgen en el aula, lo más contextualizado posible y acorde a las características del alumnado. Cada estudiante es distinto, único. No todos los niños y niñas han tenido la misma experiencia de uso del lenguaje, de la lectura y de la escritura antes de comenzar el nivel primario, por lo que es necesario educar en la diversidad, a través de actividades significativas y motivadoras evaluando en forma personalizada. Además, es imprescindible tener en cuenta las etapas de desarrollo de la alfabetización, donde lo emocional es muy importante. Siempre hay que alentarlos destacando cada logro aunque sea pequeño. Por ejemplo, un adulto puede ver “mal escrito” la palabra “mariposa” y le señala al niño que está mal porque faltan letras, pero eso quiere decir que aún se halla en una etapa previa a estar alfabetizado, ese tipo de escritura es válida para un niño en su proceso. No existe el error, los fallos son fases, pasos de aproximación hacia la escritura correcta.

Hay actividades escolares que pueden replicarse en los hogares y, de esta forma, los estudiantes refuerzan lo trabajado. Escribir listados (para las compras, de los integrantes del grupo familiar, de algunos compañeros, etc.), notas con recordatorios, cantar las canciones aprendidas, repasar algún cuento trabajado, releerlo junto al niño/a o etiquetar objetos, son opciones prácticas y efectivas tendientes a construir en las casas un pequeño “ambiente alfabetizador”. Esto quiere decir que se coloquen en lugares como la heladera carteles que incluyan los días de la semana, el nombre del personaje favorito, de la mascota; colocar letras imantadas y jugar a formar palabras; tener el abecedario a la vista y que señalen determinadas letras; hacer carteles con dibujos y la letra con la que comienza esa palabra; que los chicos y chicas se encuentren con diferentes textos como diarios, libros, revistas, notas, envases, etc. Las tareas cotidianas pueden ser excelentes oportunidades para favorecer el desarrollo y el interés de los niños por la lectura y la escritura.

Pero además, los niños siempre imitan a los adultos. Si ven personas leyendo, más rápido se acercarán a la lectura. Es interesante leer un cuento con el niño o la niña y, con el tiempo, invitarlo a que lo haga él o ella, que elijan qué leer. Si aún no sabe hacerlo, dejarlo que lo interprete a su manera contándolo. Estará jugando a descubrir en el texto letras y palabras que conozca. Dejar libros al alcance de los chicos es animarlos a descubrir el tesoro de la lectura. Hacer juegos con letras y palabras en forma oral y escrita fomenta la curiosidad y los intereses del niño y de la niña por aprender. En palabras de Francesco Tonucci: “La educación debe incentivar la curiosidad y las inquietudes para ayudar así al niño a crecer sin perder su esencia, que lo hace tan particular y que es su habilidad para jugar y no cansarse”.

(*) Aichino es licenciada en Educación y directora de la Escuela 4 D.E. 20 “Félix de Olazábal”, de Lisandro de la Torre y Ramón Falcón.

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